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La Iglesia brasileña pide acciones urgentes para contener la propagación del coronavirus en las aldeas indígenas





Tres meses después del inicio de la pandemia por el COVID-19, las cifras divulgadas por la Secretaría Oficial de Salud Indígena (SESAI) indican que hasta el 16 de junio se registraban 3.079 indígenas contagiados y 103 muertes. Sin embargo, los datos de la Articulación de Pueblos Indígenas de Brasil (APIB) son estremecedores: al corte del 14 de junio el número de casos positivos entre los indígenas llegaba a 5.261 y las víctimas fatales sumaban 281.



Estas y otras informaciones sobre el impacto del coronavirus en los pueblos indígenas de Brasil, así como otras acciones solidarias para apoyarlos en medio de la crisis, se encuentran disponibles en el sitio web del Consejo Indigenista Misionero (CIMI) –organismo vinculado a la Conferencia Nacional de Obispos de Brasil–, que el 17 de junio ha divulgado una nota pública para denunciar la grave situación de contagio de coronavirus al interior de las  aldeas indígenas.

Situación de calamidad

Al exigir a las autoridades tomar las medidas necesarias frente a la grave situación de calamidad que padece la población indígena, por cuenta de la pandemia, el CIMI también manifiesta su luto y se solidariza “con las numerosas familias que lloran por la muerte de sus seres queridos, impedidas de darles su último adios”. Entre los fallecidos, “hay muchos líderes, en especial los más ancianos, baluartes de la historia y cultura viva de sus pueblos, que están muriendo por el COVID-19“, asegura el organismo eclesial.

La tragedia podría ser mayor si las comunidades indígenas no hubieran cerrado sus territorios con el inicio de la pandemia. Aún así, el CIMI detalla que “la contaminación se propagó en Manaus y continúa esparciéndose en las regiones de alto y medio Solimões, Vale do Javari, Rio Negro, en el estado de Amazonas”, lo mismo que en los estados de Roraima, Mato Grosso, Mato Grosso do Sul, Pará, Maranhão, Ceará, Pernambuco y en la costa sur de Brasil. “En todas estas regiones el virus ya está presente al interior de las aldeas“, alerta.

Indignación y perplejidad

Ante los hechos, los miembros del CIMI expresan su perplejidad por las “posturas de ignorancia y falta de compromiso de las autoridades del gobierno federal, que se manifiestan de forma desenfrenada”, a lo que se suma el discurso de odio del presidente Jair Bolsonaro y los ministros de Educación y del Medio Ambiente, contra los pueblos originarios.

Con todo, una de las mayores preocupaciones del organismo pastoral de la CNBB tiene que ver con la postura del presidente de la Fundación Nacional del Indio (FUNAI), “cuyo deber institucional y constitucional sería el de proteger a las poblaciones indígenas”, pero, por el contrario, con la Instrucción Normativa No. 09 ha permitido el reconocimiento de los límites de inmuebles privados en tierras indígenas y, lo que es peor, “ahora habla de la elaboración de un nuevo decreto de demarcación de tierras indígenas“.

En este contexto, el CIMI denuncia ante la opinión pública la inconstitucionalidad de las posturas del gobierno federal, las que considera “gravísimas”, pues justamente ocurren “en un periodo de extrema gravedad del contagio del coronavirus, y no contribuyen en nada a enfrentar la pandemia”. En lugar de esto, “corroboran la discriminación, el prejuicio, la violencia y el exterminio de estos pueblos, y de las demás poblaciones pobres de Brasil”.

Llamado urgente al gobierno

La Iglesia de Brasil, a través del CIMI, no solo exige a las autoridades “respeto” por la situación que pasa la población y, en especial, los pueblos indígenas, sino que pide que “asuma sus responsabilidades constitucionales de cuidar y relacionarse con la totalidad de la sociedad, no solo con una parcela de ella”.

Por ello, urge un “plan de acción del gobierno para contener el avance del coronavirus en los territorios indígenas, que contemple el combate a las invasiones, el retiro de invasores y la estructuración de equipos multidisciplinarios con profesionales, equipos e insumos para la debida asistencia a las comunidades que están clamando por socorro en varias regiones de Brasil, y que haga llegar beneficios de emergencia y alimentos con seguridad, agilidad y cuidado”.

Finalmente, el organismo eclesial reafirma su apoyo a los pueblos indígenas, sus comunidades y sus líderes y organizaciones, “en su lucha por la existencia y resistencia en sus territorios, bien sea en el área rural o urbana”, e invita a la sociedad a solidarizarse con estas poblaciones lo mismo que con los pobres en el país.

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