¿Cómo la vida religiosa latinoamericana re-imagina el futuro? A esta acuciante pregunta respondieron los directivos de la Confederación Latinoamericana y Caribeña de Religiosos y Religiosas (CLAR) en un webinar o seminario web promovido por la Unión Internacional de Superioras Generales (UISG), el pasado 12 de junio, cuyas memorias han sido publicadas el 18 de junio.
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Con el trasfondo del icono de las Bodas de Caná –asumido por la CLAR como horizonte inspirador para el trienio 2018-2019– el encuentro virtual buscó responder algunas interpelaciones que animal el caminar de las religiosas y los religiosos latinoamericanos: ¿Dónde queremos poner la mirada?, ¿qué anhelamos profundizar en este camino a transitar?, ¿qué tinajas deseamos llevar con agua, para que se conviertan en el vino bueno y fecundo de nuestro caminar como vida religiosa en el continente?
Justamente en torno a ‘seis tinajas’, que representan el vino nuevo para re-imaginar la vida consagrada de América Latina, y asumidas como claves de interpelación, los miembros de la presidencia de la CLAR y la presidenta de la vida religiosa brasileña –en calidad de invitada especial– compartieron sus reflexiones.
1. Vivir con sentido la propia vocación
La Hna. Gloria Liliana Franco, presidenta de la CLAR, fue la primera en intervenir, en nombre de la vida religiosa latinoamericana, al referirse al impacto de lo que vivimos con la pandemia del Covid-19: “nos ha llevado a reconocernos aldea global afectada por lo inesperado”, dijo, añadiendo que “todos nos hemos sentido llamados a salir de nuestros individualismos, a procurar el cuidado los unos de los otros; impacta ver todas las redes que han surgido en defensa de la vida”.
En torno a la necesidad de vivir con sentido la propia vocación, la religiosa colombiana acentuó algunos imperativos inaplazables en esta hora de la vida consagrada: “recuperar la centralidad evangélica; vivir con radicalidad y renovado entusiasmo nuestra consagración para ser testigos auténticos en el seguimiento a Jesús; volver a lo esencial del seguimiento de Jesús desde la vivencia de una espiritualidad integrada; dinamizar la re-configuración de nuestras instituciones; y cuidar los procesos formativos”.
Junto a ello, la invitación de la CLAR a “revestirse de esperanza” ante la fuerza y el impacto de la realidad, la lleva a poner la mirada en los últimos, en los más vulnerables. “En ese futuro que re-imaginamos nuestra voz tiene que estar al servicio de las víctimas, de los más afectados, de los pequeños, de los enfermos y los más solitarios… de aquellos que requieren su porción de esperanza, dignidad y alegría”.
2. Espiritualidad Trinitaria
En una perspectiva espiritual, para la Hna. María Inés Castellaro, argentina y 4a vicepresidenta de la CLAR, la pandemia ha representado una invitación “a vivir el hoy con, en y desde la Trinidad, apasionados por el Reino y apasionados por los hombres“, toda vez que “somos invitados a una dinámica de itinerancia y salida de nosotros mismos, como la Trinidad, para ir creativamente al encuentro del hermano más necesitado y humanizar, humanizarnos”.
Esta itinerancia trinitaria se traduce en tres dinamismos relacionales fundamentales para la vida consagrada: “renovar nuestras relaciones desde el permanecer…; revalorizar nuestras relaciones desde el discernir…; y resignificar nuestras relaciones desde el salir de nosotros mismos“.
3. Un nuevo modo de ser Iglesia
“Re-imaginar el futuro de la vida religiosa, soñar como Dios nos sueña, nos impulsa a caminar hacia un nuevo modo de ser Iglesia”, propuso a su turno la Hna. Nancy Negrón, de Puerto Rico, quien es la 3a vicepresidenta de la CLAR.
En su intervención la religiosa señaló que “poco a poco desde la CLAR hemos ido trabajando por una Iglesia con rostro sinodal, en la que hay lugar para todas y todos“. Este sueño de unidad y comunión representa una nueva ‘lógica de sinodalidad’ que, de acuerdo con la CLAR, “impregnará de sentido nuestra misión, se convertirá en testimonio que transformará a la humanidad, y desde su mística se llenarán las tinajas de palabra, vida y profecía porque ¡Ya es la hora!”.
4. Opción por los excluidos
Por otra parte, la invitación a “renovar la opción por los excluidos desde una mirada contemplativa de la realidad”, fue el aporte del sacerdote Francisco Méndez, 1er vicepresidente de la CLAR, quien participó en el evento desde la ciudad de Los Teques, vecina de Caracas, en Venezuela.
Al reflexionar sobre las nuevas sensibilidades que emergen de la pandemia, el salesiano propuso que “la vida religiosa debe construir puentes entre los más pobres y los más favorecidos; un compromiso importante es no dejar abandonados a los que ya están abandonados socialmente“. Asimismo, señaló que los religiosos deberán convertirse en “tejedores o costureros del tejido social roto”, con la esperanza de que un nuevo tejido social es posible: “en este tejido nuevo entra todo el entramado ecológico que se ve necesario para el cuidado de nuestra casa, la madre tierra”.
5. Ética del encuentro y del cuidado
Esta opción por los pobres, que llevó a la vida religiosa latinoamericana a experiencias de inserción, alienta a favorecer la ética del encuentro y del cuidado, como propuso la Hna. María Inés Vieira, presidenta de la Conferencia de Religiosos de Brasil, al subrayar que “desde el punto de vista existencial, el cuidado es un a priori, anterior a cualquier actitud y situación del ser humano“.
“Cuidar es más que un acto, es una actitud. Por lo tanto, abarca más que un momento de atención, de celo y de desvelo. Representa una actitud de ocupación, preocupación, de responsabilidad y de compromiso emocional con el otro”, afirmó la religiosa brasileña, al insistir que “la vida consagrada es profecía de misericordia“.
6. Optar por una ecología integral
Por último, la Hna. Daniela Cannavina, secretaria general de la CLAR, se refirió a la inaplazable opción por una ecología integral: “para salvar la casa común necesitamos, como dice el papa Francisco, ‘una revolución desde abajo’, por tanto no ya del lugar de superiores y dominadores”, apuntó la religiosa argentina, asegurando que “la ecología integral viene a cuestionar nuestros estilos de gobierno y animación“.
De acuerdo con la secretaria general de la CLAR la apuesta por la ecología integral implica, para los religiosos latinoamericanos, re-imaginar su existencia en cuatros sentidos: corazonar los escenarios domésticos para reconciliarse con la creación; laudatosificar los tiempos y lugares; una visión holística que invite a revisar estilos de vida y sentirse parte de un todo; y recuperar el sentido de lo que significa ser ‘administradores’ y nunca ‘propietarios’ de la casa común.