Es abogado, profesor de Filosofía, Bachiller en Teología y Licenciado en Educación por la Pontificia Universidad Católica de Chile; y Magíster en Derecho de infancia, adolescencia y familia, por la Universidad Diego Portales. Ha sido Maestro de Estudiantes, Consejero y Superior Provincial en la Orden de la Merced, a la que pertenece.



En junio de 2018, fue nombrado por el Papa Francisco Administrador Apostólico de la Arquidiócesis de Puerto Montt, cargo que desempeñó hasta febrero pasado. Hoy, Ricardo Morales ha sido nombrado Obispo de Copiapó.

La diócesis de Copiapó coincide con la Región de Atacama, al inicio del desierto en el norte de Chile. Fue creada en 1946 como administración apostólica y en 1955 elevada a Prelatura, hasta 1957 cuando pasó a ser diócesis. Actualmente, tiene casi 300.000 habitantes atendidos en 21 parroquias. Su anterior obispo, Celestino Aós, en marzo del 2019, fue trasladado a Santiago y fue elegido por su clero, el Pbro. Jaime Pizarro, como administrador diocesano.

Que Él construya la historia

Ricardo Morales Galindo nació en septiembre de 1972. Ingresó a la Orden de la Merced el año 1997 donde hizo su profesión perpetua el 24 de junio de 2005. Fue ordenado sacerdote el 3 de marzo de 2006 en la Basílica de la Merced, en Santiago.

“Con humildad y como un hermoso desafío, he recibido el encargo que me ha hecho el Papa Francisco al elegirme como Obispo de la Diócesis de Copiapó”, dice Morales en su saludo “a los hermanos y hermanas de Copiapó”. “Quiero decirles que lo he aceptado en el profundo convencimiento que el único Pastor es Jesucristo y que es Él quien conduce a su Pueblo, por lo tanto nosotros tenemos que prestarle nuestra libertad, para que Él construya la historia”, agrega.

Más adelante señala: “A todos ustedes me debo, por ustedes me he consagrado sacerdote, pues no hay mayor alegría en el corazón humano, que entregarse por los demás, pues siempre es más lo que recibimos que lo que entregamos. Hoy Jesús nos reclama ser esa Iglesia que nos señalaba el Papa Francisco en su carta a la Iglesia en Chile: Una Iglesia que “con llagas no se pone en el centro, no se cree perfecta, no busca encubrir y disimular su mal, sino que pone allí al único que puede sanar las heridas y tiene un nombre: Jesucristo”.

La fuerza de la fe

También alude a la situación provocada por la pandemia actual. “Vivimos en nuestra patria tiempos dolorosos y complejos, la pandemia que nos azota ha golpeado y lo seguirá haciendo a muchas familias, la tristeza, el miedo y la inquietud se ciernen sobre nosotros; sin embargo, como nos recordó el Papa Francisco hace poco: …tenemos que “abrazar al Señor para abrazar la esperanza. Esta es la fuerza de la fe, que libera del miedo y da esperanza”. Ese abrazo a Cristo nos llevará a seguir profundizando la vivencia del Amor, tendremos que seguir haciendo de manifiesto que la caridad es el distintivo de los discípulos de Jesús, en aquellos hermanos que están sufriendo por la muerte de un ser querido, o por la pérdida de su trabajo”.

Pide a la iglesia de Copiapó que recen por el “para que aprenda de esos pastores sacrificados y entregados por su Pueblo, que peregrinaron como uno más junto a ustedes en la diócesis; vienen a mi memoria y al corazón esos obispos que hicieron historia en Chile, Don Carlos Camus, Don Fernando Ariztía, verdaderos hombres de Dios, que supieron atender a los signos de los tiempos, siendo fieles al Evangelio y respondiendo a lo que el Concilio Vaticano II y las Conferencias del Episcopado Latinoamericano indicaron para nuestros pueblos”.

A los pies de la Virgen

Concluye agradeciendo a Jaime Pizarro por su gestión como administrador diocesano y se encomienda a la Virgen de la Candelaria, de la cual hay un importante santuario en esta diócesis. “Me pongo a los pies de la Virgen de La Candelaria, expresa el obispo electo, quiero expresarle mi filial devoción y amor, con esa fe y piedad de los bailes religiosos, de esos hombres y mujeres que son un “tesoro invaluable y auténtica escuela donde aprender a escuchar el corazón de nuestro pueblo y en el mismo acto el corazón de Dios”. “Me confío bajo su protección, concluye su saludo, humildemente le pido que me ayude en la tarea que me encarga su Hijo Jesús en la Diócesis de Copiapó, que haga crecer mi corazón en el servicio y la entrega, que nos transforme con la fuerza del Espíritu Santo, en testigos creíbles de la Buena noticia de Jesús”.

Con esta designación aún quedan 4 sedes vacantes en Chile: Valparaíso, Rancagua, Talca y Valdivia.

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