El domingo 21 de junio Brasil registraba dos preocupantes marcas frente al coronavirus: más de un millón de contagiados –de los 207 millones de habitantes en el país– y más de 50.000 fallecidos. “El gobierno se ha mostrado, desde el inicio de la pandemia, muy polémico”, comenta Paulo Fossatti, presidente de la Asociación Nacional de Educación Católica (ANEC), quien considera que las autoridades han estado “divididas entre la atención a la salud y el cumplimiento de protocolos de distanciamiento social, por una parte, y la presión de los empresarios para mantener en movimiento la economía y el comercio, por otra”.
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Consultado por Vida Nueva, el religioso lasallista, afirma que si bien “las instituciones particulares y las de la ANEC, tanto universidades como escuelas, continúan su propuesta educativa de forma remota”, buena parte de las instituciones educativas públicas fueron duramente golpeadas por el Covid-19: “sencillamente cerraron sus puertas y no dieron continuidad a sus actividades educativas, pues la gran mayoría de universidades y escuelas del gobierno no estaba preparada para la educación remota”.
Migración a la educación remota sincrónica
Fossatti, quien también es el rector de la Universidad de La Salle Canoas, en Rio Grande do Sul, señala que “las escuelas y universidades de la ANEC estaban preparadas con nuevas tecnologías“, y ello facilitó que “migraran a la educación remota sincrónica”. Afortunadamente, agrega, “este sistema ha sido bien recibido por las familias y por los estudiantes, ha sido una alternativa frente a la pandemia”.
Entre las múltiples acciones que está desarrollando la ANEC para mitigar el impacto del Covid-19 en la educación católica, se han elaborado protocolos para sus afiliadas y otras instituciones educativas. Además, “pasamos a ofrecer numerosas ‘lives’ para atender cuestiones jurídicas, metodológicas, psicológicas, académicas, financieras, entre otras, a través de nuestro canal de YouTube, con gran adhesión y visibilidad”, destaca el Hno. Paulo Fossatti.
Por supuesto, también ha sido necesario trabajar junto a las instituciones gubernamentales “en búsqueda de financiación y de apoyo para nuestros alumnos que perdieron sus empleos y precisan apoyo para continuar sus estudios”, amén de las acciones solidarias lideradas por la ANEC “para promover buenas prácticas de ayuda y cuidado en este tiempo de pandemia“. “Estamos trabajando en torno al mensaje de que esta situación puede contribuir al legado de ser mejores personas”, sostiene el religioso.
Primero la vida
Con todo, frente al escenario de reapertura de las instituciones educativas, Fossatti admite que “la tensión entre el cuidado de la vida de las personas y la presión para hacer girar la economía, continúa. Esta presión –continúa– “está forzando la apertura del mercado, del comercio y de la industria y, con ello, el aumento de los casos de contagio es inevitable“.
Para la ANEC, “la gran discusión sobre la reapertura de escuelas y universidades tiene que ver con el cuidado de la vida, en primer lugar“. Por eso, la escuela católica mantendrá su colaboración, “en el diálogo con el gobierno, en la elaboración de protocolos para atender al distanciamiento social, así como los protocolos de retorno y sus planes de contingencia”.
“Nuestros protocolos y planes de contingencia están siendo seguidos rigurosamente en este momento en que estamos flexibilizando el regreso progresivo, comenzando por las prácticas en las áreas de salud y en las licenciaturas, así como en nuestras prácticas de laboratorios”, concluye el presidente de la ANEC.