Hace menos de cinco años, el 23 de septiembre de 2015, Francisco aprovechaba su viaje a Estados Unidos para canonizar personalmente al primer santo hispano elevado a los altares en el país. Lo hizo en una emotiva ceremonia, en el santuario nacional de la Inmaculada Concepción de Washington, donde apeló a la “audacia misionera” del franciscano español que pasó a la Historia por evangelizar México y California en el siglo XVIII. Una labor en la que encarnó “la Iglesia en salida”, defendiendo ante las élites políticas “la dignidad de la comunidad nativa, protegiéndola de cuantos la habían abusado. Abusos que hoy nos siguen provocando desagrado, especialmente por el dolor que causan en la vida de tantos”.
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Entonces, la ceremonia se siguió con entusiasmo en Palma de Mallorca, donde Junípero Serra nació en 1713. Ahora, en cambio, la ira iconoclasta que ha surgido en Estados Unidos tras el asesinato de George Floyd y que han padecido símbolos de la hispanidad como Cristóbal Colón, Miguel de Cervantes o el propio franciscano español, muchas de cuyas estatuas han sido derribadas o vandalizadas como supuestos emblemas del “fascismo” o el “colonialismo”, ha llegado a nuestro país. Concretamente a la capital balear, donde hoy ha amanecido pintada de rojo y con la acusación de “racista” la escultura de Junípero Serra situada frente al convento de San Francesc.
Las ciudades hablan mediante los nombres de sus calles, monumentos y estatuas.Cuentan una historia política de élites y oligarquías.
Los habitantes toman la palabra en San Francisco y tiran la estatua de Junípero Serra.En Palma,pacíficamente,debería ser igual pic.twitter.com/JDfCsAJ8Ov— Vivas (@SoniaVivasRive3) June 21, 2020
Una historia política de élites
Inmediatamente, todas las miradas se han dirigido hacia la concejal de Podemos en el Ayuntamiento de Palma Sonia Vivas. Y es que, ayer mismo, la edil de Justicia Social, Feminismo y LGTBI animaba desde su cuenta de Twitter a este ataque iconoclasta: “Las ciudades hablan mediante los nombres de sus calles, monumentos y estatuas. Cuentan una historia política de élites y oligarquías. Los habitantes toman la palabra en San Francisco y tiran la estatua de Junípero Serra. En Palma, pacíficamente, debería ser igual”.
“La historia –añadió en otro tuit– fue contada por las clases dominantes. El derecho de la ciudad implica que sus estructuras no sean hirientes ni recuerden la opresión. Las luchas y resistencias no están en las estructuras porque la historia la contó la élite”.
Las personas antes que las estatuas
El ataque a la estatua ha sido condenado “enérgicamente” por la representación de Ciudadanos en el Ayuntamiento, entendiendo que estamos ante “un ataque a la historia y al patrimonio de nuestra ciudad”. También a través de Twitter, Vivas ha despachado así la acusación: “Lamento que el odio de vuestros socios de la extrema derecha y el daño que generan en la sociedad no os cause tanto malestar como la posibilidad de revisar la historia para narrarla como fue. Demostráis cada día que os importan más las estatuas que las personas”.
El Pare Serra va fer sacrificis heroics per protegir els indígenes de Califòrnia dels conqueridors espanyols, especialment dels soldats.https://t.co/mDCFNuL1PQ
— Bisbat de Mallorca (@bisbatmallorca) June 22, 2020
Hace apenas unos minutos, el Obispado de Mallorca ha hecho público un comunicado en el que “lamenta y condena que un movimiento internacional renovado para sanar recuerdos y corregir las injusticias del racismo haya sido secuestrado por algunos en un movimiento de violencia, saqueos y vandalismo. El destrozo de imágenes de san Junípero Serra en diferentes lugares de Estados Unidos, como el acto vandálico contra la estatua situada en la plaza de San Francisco de Palma, se ha convertido en el último ejemplo”.
El ejemplo de los franciscanos
“Toda persona –abunda el obispado– que trabaja por la justicia y la igualdad se une a la indignación de quienes han sido y siguen siendo oprimidos. Es especialmente cierto que los cristianos están llamados a trabajar incansablemente por la dignidad de todos los seres humanos. Esta es la piedra angular de nuestra fe. Durante los últimos 800 años, las diversas órdenes franciscanas han sido ejemplares, no solo para servir, sino para identificarse con los pobres y darles su dignidad de hijos de Dios. San Junípero Serra no es una excepción”.
En este sentido, la Iglesia local, encabezada por el obispo Sebastià Taltavull, describe que “el padre Serra hizo sacrificios heroicos para proteger a los indígenas de California de los conquistadores españoles, especialmente de los soldados. Incluso con la pierna infectada, que le causaba gran dolor, caminó hasta la Ciudad de México para obtener facultades especiales de gobierno del virrey de España para disciplinar a los militares que abusaban de los indios. Y luego volvió a California”. “San Junípero Serra –defiende el obispado– también les ofreció lo mejor que tenía: el conocimiento y el amor de Jesucristo mediante la educación, la atención sanitaria y la formación en artes agrarias.
Reescribir la Historia
De ahí que, al igual que se acepta que hubo “equivocaciones históricas, incluso por parte de gente de buena voluntad, y se necesita curación de recuerdos y reparación”, del mismo modo, se reclama que el camino no ha de ser el de “reescribir la Historia”. “La ira –se concluye– contra la injusticia puede ser una respuesta saludable cuando es una indignación justa que hace avanzar una sociedad. Pero, como enseña el mismo Jesucristo, y san Francisco modeló, el amor y no la rabia es la única respuesta”.