Los obispos de California han dado un paso al frente ante la campaña de protestas a raíz de la muerte de George Floyd que han desembocado en los ataques a las estatuas de San Junípero Serra, el misionero español del siglo XVIII canonizado por el Papa Francisco. A través de un comunicado elaborado por la Conferencia Episcopal de California que aglutina a doce diócesis, los prelados han condenado que se hayan derribado las imágenes del santo en San Francisco y Los Ángeles.
“La verdad histórica es que Serra presionó repetidamente a las autoridades españolas para que trataran mejor a las comunidades nativas americanas”, defienden los prelados que recuerdan cómo el fraile franciscano “no era simplemente un hombre de su tiempo. Al trabajar con los nativos americanos, fue un hombre adelantado a su tiempo que hizo grandes sacrificios para defender y servir a la población indígena y trabajar contra una opresión que se extiende mucho más allá de la era de la misión”.
Los obispos van más allá y defienden sin la más mínima duda los monumentos al religioso español: “Si eso no es suficiente para legitimar una estatua pública en el estado que hizo tanto para crear, entonces prácticamente todas las figuras históricas del pasado de nuestra nación tendrán que ser eliminadas por medirles a la luz de los estándares de hoy”.
Los pastores católicos llaman a “discernir cuidadosamente la contribución que cada figura histórica ha hecho a la vida estadounidense, especialmente en la promoción de los derechos de los pueblos marginados” antes de dar el paso de eliminar estatuas de determinados líderes políticos, militares y políticos.
Con los arzobispos de Los Ángeles y San Francisco al frente, en el texto se explica que las manifestaciones contra el racismo “ha brindado una nueva y audaz esperanza para todos los estadounidenses de que nuestra nación pueda comenzar a transformar elementos clave de nuestro pasado y presente racistas”.