El número de demandas de ayuda que han recibido las Cáritas se ha incrementado un 77 por ciento desde que se inicio la crisis provocada por la pandemia del coronavirus. Es más, la mitad de las delegaciones de la entidad eclesial ha visto cómo estas solicitudes se han duplicado desde que inició el estado de alarma.
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Así lo recoge la consulta realizada por Cáritas Española a la Confederación de todo el territorio del país sobre los programas de atención a las necesidades básica y el programa de personas sin hogar para conocer el impacto del COVID-19 en los más vulnerables. Una de cada tres personas que se han acercado a Cáritas es la primera vez que demanda ayuda de la institución o hacía más de un año que no acudía buscando ayuda. Es el perfil de esta ‘nueva pobreza’ provocada por la emergencia sanitaria para por personas que sufren la precariedad laboral o que malviven de la economía sumergida.
Multiplicar lo invertido
Estas peticiones se han traducido en un incremento de un 57 por ciento de las personas atendidas, lo que ha supuesto un sobreesfuerzo de los recursos destinados para cubrir esta situación de excepcionalidad. Así, en una primera valoración, la ONG de la Iglesia ha tenido que multiplicar por 2,7 el dinero invertido para cubrir las necesidades básicas de quienes han llamado a sus puertas.
La alimentación y la vivienda han sido las principales demandas recogidas en este estudio sobre el terreno realizado a través de una consulta a 22 de junio. Junto a estas necesidades, los beneficiarios de Cáritas también han solicitado ayuda para conectarse a internet y acceder a dispositivos electrónicos para tareas escolares.
Puentes con las autoridades
“Cáritas siempre ha estado y estará con quien se le necesita”, remarcó el presidente de la entidad, Manuel Bretón, durante una rueda de prensa en la que también se dio a conocer la memoria anual 2019 y el informe 2020 de la Fundación FOESSA. Con la pandemia de fondo, Bretón se ofreció para ser “puente con las autoridades públicas” para promover “la reconstrucción de la vida de todos”.
En su intervención, la secretaria general de Cáritas Española, Natalia Peiro, constató “la irrupción demoledora de una crisis económica, social y humanitaria que ha cambiado de forma radical el escenario de nuestro país”. Sin embargo, frente a los datos preocupantes de la pobreza, quiso llamar la atención sobre “el rebrote de la solidaridad frente a la fatiga de la compasión” que se venía constando hasta la irrupción de la pandemia.
Falta de ingresos
“La pandemia ha multiplicado los problemas de muchos ciudadanos por la falta de empleo y de ingresos procedentes de la economía irregular, con demandas muy básicas”, reflexionó Peiro, que puso énfasis en cómo se ha redoblado la atención a los ‘sin techos’ a través de centros de día, seminarios y polideportivos convertidos en albergues, creando 1.300 plazas a las que se unen las 5.000 ya existentes.
Al hacer repaso de la labor de Cáritas en 2019, la secretaria general también dio cuenta de a qué se dedicaron los 337 millones invertidos por el conjunto de las Cáritas Diocesanas para acompañar a un total de 2.391.506 personas. De estas, 1.403.269 participantes y personas acompañadas en España y otras 988.237 en proyectos de cooperación internacional.
Procesos paralizados
Por su parte, Guillermo Fernández, técnico del Equipo de Estudios de Cáritas Española, expuso las líneas generales del Informe FOESSA 2020. A la luz de esta investigación, Fernández lamentó cómo el COVID-19 “ha paralizado el lento proceso de recuperación que venía iniciándose desde mediados de la década y ha trastocado todas las previsiones y cambiado los planes de desarrollo de todos los sectores socioeconómicos”.
Fernández alertó de que la curva de salida de la crisis podría no ser en forma de “V” como señala el Gobierno y los expertos en economía, sino en “L”, lo que supondría que “muchos se quedaran atrapados en las mareas bajas tras el tsunami de la pandemia y no tendrán medios para mejorar al alza”.
Emergencia habitacional
El FOESSA alerta de cómo por delante se presenta una crisis de emergencia habitacional “que no queremos ver”. Así, tras el primer impacto del coronavirus, la mitad de los hogares en situación de grave precariedad no pueden hacer frente a los pagos de hipoteca o alquiler de la vivienda (49,2%) y no disponen de dinero suficiente para pagar gastos de suministros (51,2%).
Con esta premisa, se señala que la pobreza severa sigue aumentando “enormemente”. De hecho, se estima que en nuestro país, tres de cada 10 personas en la exclusión grave carecen de cualquier tipo de ingreso. “Llueve sobre mojado, el Covid-19 simplemente lo ha multuiplocado”, apuntó Fernández.
El problema de la vivienda
Entre los efectos más inmediatos del coronavirus, se encuentra el hecho de que la mitad de los hogares en situación de grave precariedad no pueden hacer frente a los pagos de hipoteca o alquiler de la vivienda (49,2%) y no disponen de dinero suficiente para pagar gastos de suministros (51,2%).
Con este contexto de fondo, Fernández también lanzó una serie de propuestas en nombre de Cáritas para hacer frente a esta crisis, entre ellas, aislar el debate sobre la salud pública de la crispación del clima político, revistar la atención a la dependencia poniendo la mirada en las residencias de mayores, promover la colaboración público-privada, consolidar el ingreso mínimo vital, ofrecer un complemento autonómico para el acceso a la vivienda e incrementar el compromiso fiscal.
Polarización social
Cáritas también da un tirón de orejas a la clase política para que reduzcan “este contexto de fuerte enfrentamiento” que está generando “una polarización social”. Para la ong de la Iglesia urge “construir puentes, acciones e ideas que rompan los bloques inmovilistas y que acerquen a las personas”. “Se requiere de liderazgos políticos y sociales que generen consenso y que no sean manipulados e ideologizados por ningún bloque que trate de sacar rédito electoral en su rechazo o adhesión”, subraya.
“En medio de toda esta fragilidad se están viviendo miles de brotes y gestos solidarios llenos de caridad, por parte de empresas, instituciones y ciudadanos sin esperar nada a cambio”, valoró el presidente de la ong de la Iglesia. “Nuestra hoja de ruta son las Bienaventuranzas”, añadió, para subrayar la necesidad de “priorizar el bien común, la protección y la defensa de la vida” frente al contexto actual que identifica como “un azote que golpea de manera más dura a las comunidades más desfavorecidas”.
Jesús Fernández, obispo de Astorga y acompañante de Cáritas, explicó que “en contra de lo que algunos afirman de forma prejuiciosa, la Iglesia no ha estado ausente” en la lucha contra las consecuencias del coronavirus. “La pandemia está dejando patente la vocación samaritana de la Iglesia”, añadió.