Este jueves 25 de junio se llevó a cabo el conversatorio digital ‘Resiliencia y redes solidarias con adolescentes y jóvenes en la post-pandemia’, organizado por el Sistema Nacional de Protección Integral de Niñas, Niños y Adolescentes (SIPINNA), máximo órgano del gobierno mexicano para la toma de decisiones en materia de derechos de niñas, niños y adolescentes.
El conversatorio fue moderado por Juan Luis Hernández, catedrático de la Universidad Iberoamericana Puebla, y participaron Verónica de la Paz Zubillaga, encargada de la Comisión de misión y línea de vida de la Arquidiócesis Primada de México; Tere Lanzagorta, directora de Jóvenes con Rumbo México; Óscar Sánchez, director del programa nacional del Educación para la Paz (Educapaz) Colombia, y Luis Alberto Nava, de Cáritas Arquidiócesis Acapulco.
Durante el encuentro virtual, los participantes dieron a conocer las acciones y programas que realizan en favor de los adolescente y jóvenes, principalmente en este momento de emergencia sanitaria por el Covid-19.
Luis Alberto Nava, de Cáritas Arquidiócesis de Acapulco, aseguró que si bien los jóvenes son su eje central de investigación, ya que en este momento son uno de los grupos que se han visto más afectados por la pandemia, también deben ser percibidos como una fuente de aportaciones, a pesar de su “espíritu de rebeldía y anarquismo ante las reglas”.
“Los jóvenes somos seres que estamos atentos a la familia… con nuestras limitantes, hemos ido encontrando oportunidades muy interesantes para seguir acompañando a las personas y darles la atención y seguimiento que se merecen”, dijo.
Óscar Sánchez compartió las acciones realizadas por Educapaz en Colombia durante el distanciamiento social, en particular, una iniciativa denominada ‘Cine Club por la Memoria y la Verdad’, donde los jóvenes muestran los productos audiovisuales construidos colaborativamente con docentes, familias y comunidad sobre la memoria histórica del conflicto armado en sus escuelas.
En tanto, Tere Lanzagorta se refirió a las acciones realizadas desde la organización Jóvenes con Rumbo, durante estos casi tres meses de aislamiento, entre las que destaca la atención personal con los adolescentes y la creatividad de sus educadores.
Consideró que algo importante y positivo fue que los adolescentes “aprendieron a aprender” a través de las tecnologías, lo que les ayudará en su futuro laboral.
Verónica de la Paz, de la Arquidiócesis de México, se refirió en particular a dos programas establecidos a partir del inicio de la pandemia, encabezados por jóvenes universitarios.
Se trata de ‘Corazón Contento’, que a la fecha ha donado 810 despensas a 3,240 personas, y “Cartas desde el corazón”, en las que básicamente se les invita a niños y jóvenes a hacer un mensaje de esperanza, que posteriormente es entregado a un enfermo de Covid-19, a adultos mayores o a trabajadores de la salud del Hospital General de la Ciudad de México.
Al final de las exposiciones, los participantes compartieron algunas conclusiones.
Tere Lanzagorta, por ejemplo, destacó la necesidad las alianzas entre la sociedad civil y el gobierno, así como de otros actores, incluso, de las empresas, para poder garantizar los derechos de los jóvenes; también urgió a la creación de espacios específicos para los jóvenes, utilizando aquellos con los que ya cuenta el país.
Lanzagorta consideró que “la consecuencia económica del Covid-19 viene afectando prioritariamente a las y los jóvenes, pues de todos los empleos que se perdieron en México de marzo a abril, el 70% eran de jóvenes; entonces viene una situación muy complicada en la parte laboral”.
A su vez, Verónica de la Paz señaló que desde la experiencia que se ha tenido al trabajar con este sector, es de vital importancia entender que para ellos el servicio es un camino de realización. “Únicamente cuando ellos se sienten útiles, se sienten amados, es cuando van a empezar a vislumbrar un abanico de oportunidades donde puedan hacer los cambios sociales que se necesitan”.
Finalmente, Juan Luis Hernández afirmó que hoy más que nunca hay que alentar todo aquello que se está produciendo utópicamente en todas partes del mundo, “porque hoy afortunadamente muchos jóvenes estamos visualizando y teniendo experiencias concretas de que necesitamos un mundo más justo, equitativo y humano, y lo estamos construyendo de alguna manera”.