El sacerdote Javier Cremades Sanz-Pastor cuenta en ‘Los planes de los Cremades: una familia amiga de san Josemaría’ (Letra Grande), los recuerdos de la relación del fundador del Opus Dei con su familia. Hoy, 26 de junio, festividad del fundador del Opus Dei, Vida Nueva habla con Cremades, quien vivió en Roma con san Josemaría entre 1969 y 1973 y gozó con su familia de una gran amistad con el fundador.
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Javier Cremades, médico por la Universidad de Salamanca, fue capellán en la Complutense, director de los actos centrales de la JMJ de Madrid (2011), rector de la iglesia del Espíritu Santo y del santuario de Torreciudad, entre otros encargos pastorales. En estos meses de lucha contra la enfermedad, el autor ha podido terminar y compartir este libro, “el tesoro de haberle tratado”.
PREGUNTA.- ¿Cuál era la relación que tenía su familia con San Josemaría?
RESPUESTA.- De agradecimiento y de amistad. El libro comienza con el fallecimiento de la madre de san Josemaría, en 1941, en Madrid. Cuando doña Dolores murió —el fundador del Opus Dei estaba en Lleida predicando unos ejercicios al clero— acudió a mi padre, que vivía allí, para que le facilitase el regreso a Madrid. Gracias a esa ayuda pudo dar un beso a su madre antes del entierro. Se conocían desde 1925, cuando coincidieron en la Facultad de Derecho de la Universidad de Zaragoza.
P.- ¿Qué supuso, para la Iglesia de aquel momento, la fundación del Opus Dei?
R.- Un recordatorio de la llamada universal a la santidad y de que todos los quehaceres honrados son lugar de encuentro con Dios, que es el Gran Amigo que nunca falla. Y unido a esa llamada, destacaría el ser hijos de Dios, que se ha enamorado de las criaturas, junto a la libertad y la responsabilidad personales.
P.- Dice que San Josemaría quería mucho al Papa. ¿Qué cree que pensaría hoy de Francisco?
R.- Cristo, María, el Papa, eran sus amores. Recuerdo que un día, durante mis años romanos, me dijo: “Cuando yo me muera, cuenta siempre que puedas a tus hermanos lo mucho que el Padre quería al Papa, sea el que sea. Ahora es Pablo VI. Pero a este Papa, al siguiente y a todos los que vengan detrás hay que quererles mucho y sin condiciones. ¡Díselo a tus hermanos!”. Le querría mucho, le quiere desde el cielo y cuida del Papa.
P.- ¿Qué enseñanzas de San Josemaría cree que son esenciales en el mundo actual? ¿Podemos encontrar luz en su persona en estos tiempos difíciles?
R.- Creo que el mensaje de los santos tiene una validez permanente porque su fuente es Él y tiene todas las aplicaciones. Como nos dice el Papa, san Josemaría destaca siempre la gratuidad y la precedencia del amor de Dios y de su misericordia. Entiende que la entrega a Dios es sobre todo un don, un gran regalo que hace feliz. Nos lleva a unir fe y preocupación concreta por las necesidades de los demás, de forma que cada uno se sienta interpelado y libre de responder. Sin mirar para otro lado, sino amando al mundo apasionadamente. Sus palabras sobre la mujer, la familia, la enseñanza, los jóvenes están llenas de propuestas, de afirmación, fruto de su meditación del Evangelio.