“Hay que cuidar a los músicos y contar con los músicos porque sois la banda sonora en la vida de la gente”. Es la reivindicación que el presidente de la Comisión de Laicos, Familia y Vida de la Conferencia Episcopal Española, Carlos Escribano, lanzó ayer durante el VI Encuentro de Músicos Católicos Contemporáneos celebrado este fin de semana de forma telemática y en el que participaron más de cien artistas.
El obispo de Calahorra y La Calzada-Logroño fue el responsable de cerrar unas jornadas en las que también participaron como ponentes el cantautor Martín Valverde y José Luis Pérez, director de informativos de Cope y de Trece al Día. Organizadas por la Subcomisión de Juventud e Infancia de la Conferencia Episcopal Española, el sábado por la noche tuvo lugar una vigilia de oración que estuvo animada, entre otros, por Maite López, Nico Montero y Chito Morales, de Brotes de Olivo.
“¿Cómo vivimos la realidad de la inspiración? ¿Cómo creamos las canciones? ¿Nos sentimos evangelizadores?”, preguntó Escribano a los participantes en el encuentro, a quienes les invitó a ser consciente de su misión “no solo como compositores, sino también como intérpretes”, consciente de que en su caso la meta no es que “la gente mire al artista sino a la belleza”.
“Dios nos pide calidad, aunque a veces no podemos tener la dedicación que queremos. Además de la técnica, es importante la promoción”, se aventuró a señalar el obispo, que se sumó a las demandas que Maite López planteó en una reflexión para la revista ‘Misión Joven’, como la necesidad de apoyar a los artistas cristianos desde el consumo responsable, utilizar la música cristiana como herramienta pedagógica y pastoral en parroquias y colegios, así como dar pasos al frente en una renovación de la música litúrgica.
Desde ahí, apuntó la necesidad servirse de la música “para llegar a los jóvenes”. Y lo presentó, no como un reto de cada uno de los músicos, sino de todos: “Esto exige complementariedad de carismas, comunión, sinodalidad”. Para ello, expresó todos los ámbitos de actuación posibles, desde la música litúrgica a la espiritual, pasando por abrirse a “espacios donde se encuentran los alejados o los no creyentes”.
Con el Congreso Nacional de Laicos de febrero como telón de fondo, el prelado puso en valor el papel que los artistas cristianos tiene como agentes de pastoral, como acompañantes. “En el fondo nuestro compromiso evangelizador es transmitir a Cristo con el lenguaje que cada uno tiene”, defendió Escribano, que en varios momentos de su ponencia echó mano de la encíclica programática del Papa.
“En Evangelii Gaudium hay dos elementos, la conversión personal, que cada uno debe hacer todo lo que esté su mano, y la conversión pastoral, que exige nuevos métodos”, expuso, a la vez que subrayó cómo Francisco “nos invita a ver cuál es el mensaje que el Señor quiere transmitir al mundo: en nuestro caso, cuál es la melodía que Dios quiere transmitir al mundo a través de mi vida”.