Para los obispos mexicanos la pandemia ha dejado ver la gran importancia que tiene la familia y sus valores, por lo que pide que, como institución, sea ampliamente reconocida y correspondida por todos: gobierno, Iglesia y sociedad civil.
A través de un mensaje al pueblo de Dios con motivo de la emergencia sanitaria a causa del Covid-19, que ha dejado, al día de hoy, más de 27 mil decesos en el país, la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) señaló que los valores de la familia mexicana han favorecido la reconciliación, la solidaridad, y no han permitido que decaiga la esperanza en estos momentos de crisis.
“Las familias merecen ser reconocidas no solo como célula básica de la sociedad, sino como instancia que compensa en algún modo las carencias en materia de salud, sin que esto signifique dejar de buscar cómo superar dichas carencias”, señala el texto firmado por el Consejo de Presidencia del organismo, encabezado por su presidente, el arzobispo de Monterrey Rogelio Cabrera López.
En su mensaje titulado “Abrazar a nuestro pueblo en su dolor”, los obispos también se solidarizaron con los enfermos de Covid-19 y con la población vulnerable, pero también con quienes se han visto afectados por la emergencia sanitaria: pobres, desamparados, desempleados, víctimas de la violencia, padres de familia y educadores.
La CEM manifestó, de manera particular, su preocupación por el aumento de personas enfermas y fallecidas por el Covid-19 a lo largo y ancho del territorio nacional, “a pesar de las medidas implementadas por las autoridades sanitarias en los distintos niveles de gobierno”.
En este sentido, los obispos consideraron fundamental tener claro el alcance de la pandemia y sus consecuencias, por lo que llamaron a las autoridades civiles a realizar todo el esfuerzo posible para proporcionar información sólida y transparente sobre la extensión del contagio y su evolución, así como del número de muertes que ha provocado.
Tras recordar que debido a la suspensión de muchas actividades productivas casi 10 mil empresas cerraron durante abril y mayo; más de 12 millones de trabajadores dejaron de tener ingresos tan solo en abril, y el número de pobres se acerca al 60% de la población nacional, los obispos hicieron un llamado a la solidaridad.
“Urge que todos los sectores competentes, gobierno, empresarios y sociedad, generemos condiciones que modifiquen el escenario desolador que estamos viviendo: no podemos dejar morir las fuentes de empleo”.
Al respecto, exhortaron a gobernantes y legisladores a proponer “de manera creativa y oportuna”, las mejores soluciones y los incentivos imprescindibles que permitan sortear los difíciles meses de cuarentena para el sector productivo.
“Ningún sector de la sociedad puede quedar marginado en las políticas públicas de rescate y apoyo por esta pandemia, especialmente los pueblos originarios y la población migrante”, agregaron.
Los obispos mexicanos ofrecieron su oración por las personas que han sufrido o que han fallecido a causa de la violencia, que en lo que va del año ha dejado 14 mil asesinatos.
Recordaron al Estado que es su obligación hacer efectiva la justicia que implica la seguridad de los ciudadanos, el castigo a los culpables de la violencia y del crimen organizado, sin hacer excepciones en la aplicación del Estado de Derecho.
“Corrupción e impunidad son un binomio que caminan de la mano, y que nos siguen desafiando en México”, aseveraron.
En este contexto, exhortaron a todos los mexicanos a eliminar todo discurso que promueva el odio, la división, la exclusión y que ahonde en la separación, fragmentación y rencor social.
“Frente a los grandes retos que enfrenta el país, solo en unidad, solidaridad, comunión, paz y amor podremos salir adelante”, apuntaron.