El año pasado, la celebración del centenario de la coronación del lienzo de Nuestra Señora del Rosario de Chiquinquirá –que tradicionalmente tiene lugar cada 9 de julio– convocó a unos 160.000 peregrinos de todo el país que confluyeron en la ‘ciudad mariana’ de Colombia. “Este año es todo lo contrario: sin aforo al templo ni sin convocatoria pública, y obviamente sin la procesión que desde tres siglos se hace desde la Basílica hasta el templo de la Renovación, lugar del milagro con el cuadro original”, comenta fray Carlos Mario Alzate, rector del Santuario Mariano Nacional.
Claramente, otras son las circunstancias y, por tanto, el sentido y la forma como se celebrará la fiesta del 9 de julio de cara a la emergencia sanitaria que vive el país por la pandemia del Covid-19.
“Esta vez será a puerta cerrada, la novena pregrabada por los mismos frailes, unas vísperas litúrgicas el 8 en la noche y luego un concierto en homenaje tanto a las víctimas como a los que han debido enfrentar el coronavirus en Colombia y en el mundo“, detalla el religioso dominico, acentuando que la celebración de este año será, ante todo “una muestra de cercanía y afecto en circunstancias tan aciagas para prácticamente todos, ya sea porque han perdido seres queridos, porque tienen miembros de sus familias infectados o porque han perdido el empleo o han debido interrumpir su vida productiva”.
“El jueves 9 de julio –continúa fray Carlos Mario– la Eucaristía se celebrará al medio día, transmitida por varios canales católicos y redes sociales“.
El mensaje de esta jornada de oración expresa la maternal presencia de María, bajo la advocación de la Virgen de Chiquinquirá, siempre próxima a los colombianos: “estamos contigo y no nos olvidamos de ellos”. Como expresión de ello los frailes dominicos de la Basílica Menor expondrán las fotografías de las personas afectadas por el virus (las cuales podrán enviarse por Whatsapp al +57 3232242767).
Para el rector del Santuario, “en tiempos de calamidad como estos, el aspecto espiritual es muy valioso y la presencia de la Virgen María hace parte del imaginario religioso de quienes encuentra en ella, estímulo para seguir adelante, motivo para mantener la unidad de la familia y la resiliencia, cuando se está en peligro y todo queda en penumbra”.
Desde el inicio de la pandemia, en efecto, los frailes dominicos reciben diariamente cientos de mensajes con pedido de oraciones por los enfermos o por necesidades derivadas de la crisis que azota al país.
“Queremos que esta celebración –sin ser fúnebre– tenga un alto valor emocional a la vista de miles de rostros golpeados por la tragedia, sea motivo para reflexionar en torno a la seriedad y disciplina con que debemos asumir esta crisis en momentos en que las cifras de contagiados y de víctimas sube, mientras que la gente, cansada de confinamiento, baja la guardia y se vuelca a la calle con poca protección”, concluye fray Carlos Mario.
Fotos: Santuario Mariano Nacional de Nuestra Señora del Rosario de Chiquinquirá.