La pandemia por el Covid-19 ha permitido visualizar la cruda realidad de los barrios necesitados y vislumbrar las consecuencias que viven los vecinos más vulnerables. Con este escenario, los sacerdotes que trabajan allí, emitieron un comunicado puntualizando algunas experiencias concretas.
Los curas de la diócesis de San Justo, junto con su obispo Eduardo García, difundieron ‘El drama del Covid-19 en los Barrios Populares de La Matanza’, en el que señalaron varias inquietudes.
Para responder a la emergencia, expresaron que, “como sacerdotes de la diócesis de San Justo que vivimos y trabajamos en las villas y barriadas de Matanza, vemos cada vez con más urgencia la necesidad de que exista un Estado inteligentemente presente”, en diálogo con la comunidad organizada.
“Estamos entrando en el momento más crítico de la pandemia”, dijeron. Además, reconocieron: “No podemos ni queremos suplir al Estado, pero podemos y queremos colaborar”. Son las comunidades las que están acompañando y colaborando con los vecinos, sumando a las estrategias del Estado. Valoraron el trabajo invisible y silencioso que vienen realizando las mujeres de los barrios.
Los curas compartieron algunas alarmas que se viven cotidianamente.
– Hace pocos días que se comenzaron los testeos en los barrios, aún cuando la cuarentena ya lleva más de tres meses. En algunos casos, advierten que no se testea sino que se trata solo de encuestas.
– El operativo Detectar (Dispositivo Estratégico de Testeo para Coronavirus en Territorio de Argentina) debería implementarse diariamente para acompañar la situación epidemiológica de los barrios. “No alcanza con operativos que pasan una vez y se van”.
– Hay dificultades en la atención médica de la gente.
– No funciona el protocolo de COVID. Son las las parroquias las que responden los llamados de emergencia y las que realizan traslados para testeos y consultas médicas.
– “Los teléfonos oficiales no dan respuestas. Los traslados no se dan a tiempo. Las personas que esperan resultados vuelven a sus hogares y no a lugares de aislamiento. Los resultados llegan demorados“, expresaron los curas como otras deficiencias del sistema.
– Muchas personas infectadas vuelven a sus casas que no son lugares apropiados para el aislamiento (falta de agua y cloacas, hacinamiento, precariedad edilicia, etc.)
– Otros tantos están en situación de calle o ya no pueden ser pagando un alquiler.
– No hay un seguimiento real de los casos y no se conoce la cantidad de personas con covid positivo, lo que hace imposible recalibrar el trabajo comunitario.
– Muchas de las personas que son contactos estrechos no cuentan con el acompañamiento requerido.
– Hay poca presencia estatal para regular los cuidados sanitarios: distanciamiento social, el uso del barbijo, las reuniones en espacios públicos.
Los curas afirman que: “No basta una intervención estadocéntrica que cree poder solucionar todos los problemas directamente y sin otros actores locales”. Del mismo modo, señalan que “tampoco alcanza con comunidades que se organicen sin el acompañamiento del Estado”. “Es necesario buscar estrategias que fortalezcan la red entre el Estado y las organizaciones comunitarias”, ratifican.
En la declaración, insistieron en el trabajo articulado entre el Estado y los actores de las comunidades: “Los vecinos y vecinas, las Iglesias, las organizaciones sociales y el Estado en todos sus niveles pueden encontrar soluciones integrales y viables a esta crisis y a la injusticia social histórica que se vive en nuestros barrios y que esta pandemia ha dejado al descubierto en carne viva”.
Finalmente, los sacerdotes de estas barriadas, reafirmaron que es “indispensable una Argentina unida en este tiempo de crisis, dolor y drama”. Recordaron la frase del papa Francisco: “Nadie se salva solo”, y del P. Carlos Mugica: “Ahora más que nunca tenemos que estar junto al Pueblo”.