Cáritas Getafe ante la crisis del coronavirus: “Tenemos realidades tercermundistas a nuestro lado”

 

Samia. Cáritas Getafe

“En algunas parroquias se ha multiplicado por dos, incluso por tres, la demanda de ayuda por el coronavirus”. Es el balance inicial que lanza Enrique Carrero, director de Cáritas Diocesana de Getafe, del impacto de la emergencia sanitaria en los más vulnerables del sur de Madrid.



“Hemos detectados viejas necesidades que se han reavivado con la crisis, o nuevas necesidades”, alertó Carrero en una rueda de presenta en la que la entidad eclesial dio a conocer su memoria anual. “Las noticias para el futuro no son especialmente esperanzadoras, hay mucha incertidumbre”, añadió.

En esta crisis también ha puesto de manifiesto gestos de solidaridad de todo tipo, tanto en ayudas materiales, como aportación de mascarillas cuando había escasez, hasta donativos económicos muy importantes”, puso en valor Carrero sobre “el apoyo de la sociedad suficiente para un refuerzo pero no para vivir de ellas”. “Esto nos ha permitido poner en marcha un programa nuevo de catering para familias y personas mayores que estamos estudiando mantener”, manifestó.

Reinvención solidaria

“Hemos tenido que reinventarnos”, reconoció el responsable de la ong de la Iglesia, que puso como ejemplo el hecho de que “en los momentos más difíciles, el seminario nos dio un apoyo vital creando un centro de atención telefónica porque la sede no la teníamos abierta ni los voluntarios podían responder a estas peticiones desde sus casas”.

Raúl Flores, coordinador del Equipo de Estudios de Cáritas Española expresó que “se ha paralizado el lento proceso de mejora económica que habíamos iniciado a mitad de la década”.  Es una de las conclusiones del informe elaborado a escala nacional por la organización tras decretarse el estado de alarma.

Puente en peligro

“La fractura social no es transitoria. La separación es creciente entre la sociedad estancada y excluida con respecto al resto de la sociedad y el puente entre ambas se puede romper. Es posible que muchas familias caigan y luego suban, pero también es posible que muchas personas caigan y se queden abajo”, advirtió, a la vez que constató que “estamos viviendo los primeros impactos en empleo y gestión de los hogares, unos se adaptan y otros simplemente sobreviven”. A partir de ahí, hizo un llamamiento para una reorganización de la sociedad de los cuidados y una reactivación de lo comunitario.

“La pandemia ha anulado los efectos de la recuperación económica y nos habla de una crisis habitacional en ciernes que no queremos ver”, completó Flores, que constató que “las redes de apoyo pierden capacidad en lo material, aun cuando se ha producido un acercamiento entre las personas. Las familias seguirán ayudando en todo lo que puedan, pero cada vez pueden menos”.

Parroquias con caridad

Por su parte, el obispo de Getafe, Ginés García Beltrán, subrayó la capilaridad de Cáritas en la diócesis madrileña y puso en valor el trabajo de la Vicaría para la Caridad creada hace un año. “Tenemos a nuestro lado realidades realmente tercermundistas. Basta con ver el poblado chabolista de Móstoles”, aseveró el prelado que animó a la ong a reforzar los programas de promoción de los jóvenes, empleo y la vivienda. “A raíz del coronavirus, en lugares donde antes dábamos de comer a cien personas, ahora ayudamos a cuatrocientas”, añadió.

“A nadie se le pasaría por la cabeza que en una parroquia no celebrara la eucaristía. Una parroquia que celebra la eucaristía y no tiene como consecuencia la caridad, nos llevaría a preguntarnos cómo es esa eucaristía”, dejó caer. “A una parroquia que no tiene Cáritas, le falta algo. La voz del Señor nos habla a través de la voz de los pobres”, apostilló a renglón seguido.

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De izda. a dcha., Raúl Flores, Enrique Carrero, Ginés García Beltrán y María Teresa Herrero

Para García Beltrán, “Cáritas está llamada a una nueva imaginación de la caridad ante las nuevas necesidades que van a surgir de aquí en adelante. Los pobres van a seguir estando ahí y nosotros no nos podemos olvidar de ello”. “El Señor nos llama a consolar y Cáritas tiene que ser un instrumento de consolación”, aseveró.

Incremento de la entrega

Más allá del COVID-19, con la mirada puesta en 2019, Caritas Diocesana de Getafe atendió el año pasado a más de 20.000 personas, el doble que el anterior (no llegaron a 11.000), gracias a la entrega de más de mil voluntarios y 82 trabajadores. Un 62,3% de los fondos de la entidad procede de donaciones privados frente a los 37,7% recursos procedentes de la iniciativa pública. María Teresa Herrero, secretaria general de la entidad en el sur de Madrid, explicó que este salto viene dado por una mayor tabulación de los datos sobre los beneficiarios a la vez que se han aumentado los puntos de atención.

“Tenemos que hacer un esfuerzo para que los ingresos a Cáritas se refuercen, porque lo que viene es difícil y las consecuencias se van a alargar en el tiempo porque nosotros trabajamos con los más vulnerables”, completó Herrero.

Alimentación, vivienda, educación y salud son los principales puntos en lo que han focalizado sus ayudas a través de programas de acogida y asistencia, atención a mayores, personas sin hogar, infancia, presos, comunidad gitana, formación ocupacional, empleo… “Estamos viviendo una crisis estructural de la vivienda -alertó Herrero-, y muchas de nuestras ayudas van destinados al pago de alquiler de una casa o de una habitación, de los suministros de gas, luz, agua…”. En relación al perfil de las personas ayudadas, destacó la feminización de la pobreza. De todos los beneficiarios, el 39,6% son españoles y, entre los extranjeros atendidos, los ciudadanos latinoamericanos son los mayoritarios.

En esta misma línea, Carrero defendió “la gran actividad” de la entidad a lo largo de 2019. “Más allá de los números, hay muchos rostros detrás de personas que sufren y que los voluntarios de Cáritas buscan aliviar”, subrayó, a la vez que puso un ejemplo de cómo el salón de actos en el que se celebró la rueda de prensa se convirtió el pasado año “en un laboratorio para graduar, buscar montura, encargar cristales y entregar gafas a colectivos de riesgo gracias al donativo de una empresa óptica.

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