La Iglesia mexicana condena el asesinato de 24 internos en un centro de rehabilitación

La Diócesis de Irapuato, gobernada pastoralmente por el obispo Enrique Díaz Díaz, condenó la masacre de al menos 24 internos de un centro de rehabilitación en ese municipio del estado de Guanajuato, ocurrida el pasado 1 de julio.

• LEE Y DESCARGA: ‘Un plan para resucitar’, la meditación del papa Francisco para Vida Nueva (PDF)
• Regístrate en el boletín gratuito y recibe un avance de los contenidos

Según testigos que sobrevivieron al asesinato, los sicarios dijeron venir de parte de José Antonio Yépez Ortiz “El Marro”, el “hucachicolero” más buscado de Guanajuato.

La Diócesis de Irapuato señaló a través de un comunicado: “Toda la familia cristiana, lamentamos y reprobamos de manera tajante los hechos violentos acontecidos la tarde de este miércoles 1 de julio contra las personas albergadas en un centro de rehabilitación en la ciudad de Irapuato, en los que desgraciadamente perdieron la vida 24 personas y 7 resultaron heridas”, aunque hasta el momento suman ya 28 las personas fallecidas.

La diócesis manifestó su cercanía y solidaridad tanto a las víctimas como a sus familias. “Oramos por quienes perdieron la vida y pedimos la pronta recuperación de los heridos. Hacemos patente nuestra disponibilidad para compartirles el consuelo de Dios, con el que nosotros mismos somos consolados”.

Ni silencio ni olvido

“La sangre de un hermano nunca puede quedar en el silencio ni el olvido, clama justicia ante Dios. No podemos acostumbrarnos al crimen y a la violencia y pasar indiferentes ante la muerte”, señala el texto.

La Diócesis de Irapuato recordó el último mensaje difundido por la Conferencia del Episcopado Mexicano, en el que los obispos de México recuerdan al Estado su obligación de hacer efectiva la seguridad de los ciudadanos y castigar a los culpables.

“Corrupción e impunidad son un binomio que caminan de la mano, y que nos siguen desafiando en México”.

No obstante –se lee en el comunicado–, es obligación también de cada cristiano construir cimientos para la paz y el respeto de la vida.

“Elevamos nuestra oración al Señor, Dios de la Paz, para que, con la atinada coordinación de nuestras autoridades y la responsabilidad de todos los ciudadanos, luchemos juntos para erradicar todo tipo de violencia contra cualquier persona”.