La reunión de la Comisión Permanente de los obispos españoles no solo quedará marcada por la celebración esta tarde del funeral en La Almudena por las víctimas del coronavirus que está presidido por el cardenal Carlos Osoro y al que asistirán los Reyes y sus hijas.
La sede de la Conferencia Episcopal de la madrileña calle Añastro acoge hasta mañana un encuentro que podría marcar un antes y un después en el trabajo del día a día de la institución. Y es que, en las elecciones del pasado de marzo en el que se eligió, no solo al cardenal Juan José Omella como presidente del Episcopado, sino que junto a él también se renovaron los nombres de los presidentes y componentes de las diferentes comisiones y subcomisiones. Unos cambios que coinciden además con una reestructuración del organigrama ante los nuevos estatutos que regulan la vida de la Conferencia.
Todo esto hace que en la Permanente que ha de celebrarse estos días, todos los responsables de los diferentes departamentos temáticos de la Casa de la Iglesia tengan que poner su cargo a disposición. Según ha podido confirmar Vida Nueva, en esta ocasión no será un mero gesto protocolario, sino que se espera aprobar más de un relevo significativo.
En algún caso vendrá producir por motivos de edad y de permanencia en el cargo, pero en otros, se busca visibilizar un cambio de ciclo que atestigüe que la Iglesia española trabaja en la línea marcada por el Papa Francisco tanto de puertas para afuera, pero especialmente, en lo que se refiere al interior de la comunidad católica dado que estos nombramientos no tienen una trascendencia significativa para la opinión pública, pero sí para el trabajo del día a día.
Junto a estas decisiones que tienen en sus manos los obispos en la que será su primer encuentro presencial tras el confinamiento provocado por el coronavirus, sobre la mesa de la reunión está el análisis del papel de la Iglesia frente a la emergencia sanitaria, social y economía, que busca plasmarse, entre otras iniciativas, en un documento en el que se ponga en valor a los ancianos, el colectivo más azotado por la pandemia.