Alfonso Milián, arzobispo emérito de Barbastro Monzón y durante más de una década obispo encargado de Cáritas Española, se encuentra, del 5 al 13 de julio, acompañando a un grupo de personas que realizan ejercicios espirituales en Villa Nazaret. Allí ha respondido a las preguntas de Antonio Moreno en una entrevista para la diócesis de Málaga, en la que ha reflexionado acerca de este periodo de pandemia y la realidad que ha dejado.
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“Para mí es una alegría acompañar a la gente en los Ejercicios Espirituales porque es afinar el oído para escuchar aquello que Dios, por medio de su Espíritu, te va diciendo”, dice Milián. “Hay un principio muy grande: si nosotros creemos en Dios y Dios es Trinidad, tenemos que tener presente que cada persona de la Trinidad vive para la otra, por la otra, con la otra, en la otra y desde las otras”, explica. Por este motivo, si una persona cree en Dios y pertenece a la Iglesia, “no puede” vivir para sí misma.
“El pensamiento que yo les voy a decir, más según las circunstancias que ahora tenemos con una llamada especial a esta situación del coronavirus, pues es una llamada a vivir para el otro, por el otro, con el otro… Porque si yo no vivo para el otro, por el otro, con el otro, en el otro…, yo seré un pedazo de algo, pero no seré una persona creyente que refleja la fe”, añade. Y es que, para Milián, “creer en un Dios que es familia, es fundamental”. Una institución, la de la familia, que “fue fundamental para la crisis del 2008”. “Si no hubiera sido por la familia, si no hubiera sido por Cáritas y otras instituciones, no sé como se hubiera solucionado”, dice.
Pan y fe
Por otra parte, Milián cree que la Iglesia quizás sea el organismo que más cosas tiene que aportar en la crisis post-Covid, “no porque tenga más medios de poder o económicos, pero tiene un espíritu”. “La Iglesia manifiesta el amor de Dios a todos, y la Iglesia tiene que estar cerca de todos y no conformarse con dar pan”, apunta. “Yo les repetía a la gente de Cáritas Española estos años la frase de Jesucristo en las tentaciones de que ‘no solo de pan vive el hombre’. No podemos dar solo pan. Esto lo hace cualquier ONG que no esté movida desde la fe”, explica.
“La Iglesia está, no solo para dar pan, sino para dar algo junto con el pan que es trascendental: Jesucristo y su Evangelio”, afirma. “Tenemos que dar el mayor don que tenemos que es la fe, que es Jesucristo, que es la trascendencia; y eso nos lleva a entregarnos más y más al estilo de Jesús”, asevera, “tal y como Jesús se entregó es como tenemos que entregarnos nosotros en estos momentos”. Por ello, lo que hay que hacer es “dar sentido a la vida”. “Si no damos sentido y trascendencia la vida, les privamos de una grandeza enorme sin la cual nos quedamos de tejas abajo”, subraya.
Foto: S. Fenosa