Moses M. Costa, arzobispo de Chittagong (Bangladesh), falleció el pasado lunes en un hospital de Daca, la capital de este país del sureste asiático, donde estaba ingresado desde hace un mes después de empezar a sufrir los síntomas del coronavirus. Fue el presidente del episcopado bangladesí, el cardenal Patrick D’Rozario, arzobispo de Daca, quien informó de la muerte de Costa debido a “una serie de ictus causados por una hemorragia cerebral”. Aunque al principio de su hospitalización su salud mejoró, en los últimos días sufrió una recaída, por lo que tuvo que ser ingresado en la unidad de cuidados intensivos del centro médico.
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De 70 años de edad, el arzobispo fallecido era secretario de la Conferencia Episcopal de Bangladesh y responsable de la pastoral juvenil. Durante el viaje del Papa a este país y al vecino Myanmar (antigua Birmania) del 26 de noviembre al 2 de diciembre de 2017, Costa se encargó de organizar el encuentro entre el Pontífice y un grupo de refugiados rohinyá, uno de los momentos más significativos de aquella visita apostólica. Francisco pidió entonces a la comunidad internacional “soluciones políticas” e “inmediata asistencia material” para los miembros de esta minoría musulmana que sufrió una “limpieza étnica de libro”, según Naciones Unidas, a manos de los militares birmanos.
660.000 católicos
“La familia de los católicos de Bangladesh pierde a uno de sus más importantes custodios. Fue un apoyo de las actividades juveniles durante toda la vida. Rezamos por su alma para que repose en la paz eterna”, comentó en un mensaje de condolencias el Movimiento de los estudiantes católicos del país, según informó Asianews.
“Era sincero con sus fieles y siempre estaba al lado de su pueblo en los momentos de persecución. Su muerte es una gran pérdida para la Iglesia católica de Bangladesh”, afirmó por su parte Paul Ponen Kubi, obispo de Mymensingh, que ofició el funeral de Costa, celebrado en una parroquia de Daca. Son unos 660.000 los católicos de Bangladesh, mientras que el 89% de los 162 millones de habitantes del país profesan la religión islámica.