El juicio contra el excoronel Inocente Montano por el asesinato de Ignacio Ellacuría y cinco compañeros jesuitas en El Salvador en 1989 ha celebrado hoy su última sesión, quedando visto para sentencia. Montano, que hoy tiene 76 años, está acusado de ser uno de los dirigentes del país que ordenó la muerte de los miembros de la Compañía de Jesús en la Universidad Centroamericana (UCA).
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Sin embargo, Montano ha insistido durante su alegato final en que no tuvo vinculación alguna con los hechos. “Juro al tribunal, ante ustedes y mi Dios que no estoy mintiendo: en ningún momento participé en una reunión en la cual se diera la orden de matar a los curas”, ha asegurado Montano, quien también ha ofrecido su “sincero pésame” a los familiares de las víctimas.
Enemigo de la humanidad
Por su parte, la fiscalía solicita 150 años de cárcel para Montano por haber participado “en la decisión, diseño o ejecución del asesinato” como parte de “una estructura paralela, al margen de la legalidad, que alteró gravemente la paz pública, provocando un estado de terror en la población”.
El abogado Manuel Ollé, representante de la Asociación Pro-Derechos Humanos de España, aseveró durante la sesión de este miércoles que con Montano se juzga “a un enemigo de la humanidad” y no a “un delincuente común”. “La sentencia será muy importante después de 30 años de sufrimiento”, continuó, “porque puede servir de reconocimiento para las víctimas”, pero también “para el pueblo salvadoreño” y “un ejemplo de justicia para toda la comunidad internacional”.