“Tenemos la obligación moral de reconocer, respetar y recordar siempre la dignidad de los fallecidos y el espíritu de esa generación admirable”. Así se ha expresado hoy el rey Felipe VI durante su discurso en el homenaje por las víctimas del coronavirus, el primer funeral de Estado laico de la historia de España. El acto, presidido por los Reyes, comenzó puntual a las 09:00 horas en la plaza de la Armería del Palacio Real, a los pies de la catedral de La Almudena, que el pasado 6 de julio acogió la misa organizada por la CEE, a la que también acudieron los monarcas.
El cardenal arzobispo de Madrid y vicepresidente de la Conferencia Episcopal Española (CEE), Carlos Osoro, y el secretario general y obispo auxiliar de Valladolid, Luis Argüello –en representación del presidente del Episcopado, el cardenal arzobispo de Barcelona, Juan José Omella–, han sido las caras visibles de la Iglesia. Entre los 400 invitados, un pequeño número debido a las restricciones sanitarias por el Covid-19, también han estado representantes de budistas, ortodoxos, mormones, testigos de Jehová, musulmanes, judíos y evangélicos.
El Rey ha comenzado su discurso recordando que hoy es “un día que quedará grabado en nuestro corazones, porque hoy rendimos homenaje a los miles de ciudadanos que han perdido su vida a causa de la pandemia. Hoy es un día que dejará huella en nuestras conciencias, porque reconocemos a miles de ciudadanos que han sido ejemplo de los mejores valores cívicos y morales de nuestra sociedad”.
“Quiero recordar a los fallecidos, transmitir a su familia nuestro consuelo más sincero: no están solos en su dolor, es un dolor que compartimos, su duelo es el nuestro. Dolor y duelo en el que todos nos reconocemos”, ha indicado. El monarca ha centrado su discurso en los mayores, principales afectados por la pandemia. “En muchos casos, en la mayoría, nos han dejado nuestros mayores, quienes afirmaron la libertad y la tolerancia y construyeron día a día nuestra convivencia democrática. Ellos nos invitan a la reflexión serena y al agradecimiento”, ha añadido.
Durante su discurso, Felipe VI ha señalado que este homenaje “no puede reparar el dolor de las familias, ni mucho menos atenuar la tristeza por su ausencia, pero sí hacer justicia a su vida, a su memoria, a su contribución a la sociedad”.
Por otro lado, el monarca se ha centrado en agradecer a quienes han estado en primera línea. “Esta crisis nos ha puesto a prueba como país y como sociedad, pero hemos comprobado los valores de los ciudadanos al servicio del bien común, conductas sin reservas, poniéndose en riesgo hasta la propia vida. Han hecho más que cumplir con su deber. Pero no son conductas casuales, son fruto de un hondo sentimiento de humanidad, fruto de la voluntad de servicio. A ellos les debemos mucho más de lo que podamos imaginar”.
Tampoco pasó por alto el Rey el ejemplo de tantas familias que han cumplido con el confinamiento. “Es un ejemplo más de civismo, madurez, resistencia y compromiso con los demás”. Por último, refiriéndose a la clase política –aunque sin citarla– ha pedido que “pongamos todo nuestro empeño para poder mirar al futuro con confianza y esperanza. Hagámoslo desde el respeto y el entendimiento y la responsabilidad. Ese será el mejor homenaje a quienes hoy recordamos, reconocemos y honramos”.
Al acto, retransmitido por TVE y presentado por Ana Blanco, ha asistido el Gobierno en peso y el resto de partidos políticos con representación parlamentaria, a excepción de Vox. De hecho, un centenar de familiares de afectados también han participado, incluido Hernando Calleja, que perdió a su hermano –el periodista José María Calleja– y Aroa López, enfermera supervisora del servicio de urgencias del Hospital Vall d’Hebron, puesto que el homenaje también ha querido poner en valor a sanitarios, policías y demás profesionales que han dado lo mejor de sí durante este tiempo.
El hermano del periodista ha comenzado su discurso recordando que “hoy no estamos aquí para honrar a mi hermano, sino la memoria desnuda de quienes se fueron en estos meses de pandemia. Todos esos muertos anónimos que perdieron la vida”. Y lo hizo dando nombres de personas conocidas fallecidas durante la pandemia y otros rostros anónimos, porque “el Covid-19 no distingue entre seres humanos: los mejores, los más luchadores, también se mueren a causa de este virus frío, cruel y destructor”.
Durante su alocución ha advertido que su dolor “se parece al dolor de cada uno de los familiares. Recordaré a mi hermano y a todos los fallecidos, aunque no fueron mis hermanos”. Y ha concluido sus palabras pidiendo compasión, “un sentimiento que nos hace más humanos”. “Nos despedimos hoy de padres, madres, hermanos, amigos, tocamos su mano, acariciamos sus mejillas, besamos su frente, registramos en nuestro corazón su mirada… Descansen en paz y queden en la memoria de todos: en la memoria de España”.
Por su parte, Aroa López ha tomado la palabra como portavoz de los sanitarios. “Hemos vivido experiencias difíciles, pero esto nos marcará para siempre. Nos hemos sentido impotentes, hemos dado todo lo que teníamos, hemos trabajado al límite de nuestras fuerzas”, ha explicado, para luego agregar: “Nos hemos tragado las lágrimas cuando alguien nos decía que no le dejáramos morir solo”.
A las puertas del Palacio Real también han estado presentes los presidentes del Parlamento Europeo, David Sassoli –que ayer visitaba la iglesia de San Antón para conocer la labor del padre Ángel con las personas sin hogar–; del Consejo, Charles Michel, y de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen; el director general de la Organización Mundial de la Salud, Tedros Adhanom; y los líderes autonómicos.
En el solemne acto, que apenas ha durado 45 minutos, el Coro de RTVE ha puesto banda sonora con la interpretación del Himno de España al comienzo y de ‘La canción del espíritu’, del compositor alemán Johannes Brahms mientras se ha realizado la ofrenda floral.