En la mañana del 15 de julio, en el Hospital Sagrado Corazón de El Alto, falleció Eugenio Scapellini. Se trata del primer obispo ‘mártir’ de coronavirus en Bolivia y en América Latina.
Tras dar positivo a la prueba del Covid-19, Scarpellini había ingresado al hospital el pasado lunes 13 de julio para iniciar su tratamiento. No obstante, según el portal Iglesia Viva, “hoy tuvo dos paros cardiacos y los médicos no pudieron hacer nada. Con él se lleva el cariño y gratitud del pueblo boliviano“.
Las expresiones de afecto y solidaridad no se hicieron esperar. Con “profundo pesar”, el presidente de la Conferencia Episcopal Boliviana (CEB), Ricardo Centellas, manifestó su “oración y cercanía en estos momentos difíciles, de dolor, para la Iglesia de El Alto y de Bolivia“.
Ante el sensible fallecimiento del obispo de El Alto, Centellas recordó el testimonio de su “amigo entrañable” y su fecunda labor misionera: “hemos perdido a un hermano físicamente, pero nos va a acompañar con su espíritu de lucha, de trabajo, y sobre todo de un convencimiento inquebrantable en torno a la dinámica de la misión”, pues “era un convencido de que la Iglesia tiene que vivir su dimensión misionera“. “Perdimos a un incansable motivador de la transformación misionera de la Iglesia”.
También la Asociación Misionera Boliviana, a través de una carta suscrita por su directora, la hermana María Emilia González, ha destacado la contribución de Scarpellini a la Iglesia en ‘salida misionera’ que opta por los más pobres: “¡ha muerto un gran hombre!, un obispo incansable que trabajó con los sectores más deprimidos“.
Esta dedicación por los últimos de la sociedad –entre ellos los jóvenes y también con los medios de comunicación– le mereció que “en algunos momentos fuera incomprendido por su labor pastoral“, afirma la religiosa.
Por su parte, los miembros de la presidencia del Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM) han valorado “el testimonio de vida y la vocación de servicio en bien de la Iglesia latinoamericana“, del obispo misionero. En una carta dirigida a Centellas, se unen “al dolor que aflige a los obispos y sacerdotes de la CEB y a los fieles de la Iglesia particular de la Diócesis de El Alto, expresándole sentidas condolencias”.
A sus 66 años –cumplidos el 8 de enero– Eugenio Scarpellini entregó 32 años de su vida como misionero en Bolivia. Nació en Verdellino, al norte de Italia, y realizó estudios en filosofía y teología en el Seminario Juan XXIII de Bérgamo, la diócesis en la que se ordenó sacerdote cuando tenía 24 años. Su formación misionera la cursó en el Centro Unitario Misionero de Verona.
A su llegada a Bolivia asumió la parroquia de Nuestra Señora de Copacabana, primero, y la de El Salvador, después, entre otras responsabilidades que le fueron confiadas en la Arquidiócesis de La Paz, entre 1988 y 2004. Ese año (2004) asumió la dirección nacional de las Obras Misioneras Pontificias de Bolivia, y en 2006 fue elegido secretario general adjunto de la CEB.
Benedicto XVI lo nombró obispo auxiliar de la diócesis de El Alto en 2010, y en 2012 la 94ª Asamblea de los Obispos de Bolivia lo designó como secretario general de la CEB. Luego, en 2013, el papa Francisco lo nombró obispo de la diócesis de El Alto.
Ha dejado su impronta misionera entre los bolivianos en sus visitas pastorales, en sus homilías, en su decidida opción por los marginados, lo mismo que en su liderazgo durante el Viaje Apostólico de Francisco a Bolivia, hace cinco años, y en el V Congreso Americano Misionero, celebrado en Santa Cruz entre el 10 y el 14 de julio de 2018.
Foto: Iglesia Viva