El periodista y sacerdote jesuita venezolano Numa Molina ha encendido la red social Twitter al calificar en un trino de “bioterroristas” y “trocheros infectados” a sus propios compatriotas, quienes impedidos de ingresar por los pasos oficiales, han debido recurrir por las llamadas trochas o pasos no autorizados.
Bajo este apelativo el régimen de Nicolás Maduro busca estigmatizar a la población migrante que ha tenido que regresar inclusive a pie desde Colombia, Ecuador y Perú, pues se han quedado sin opciones de empleo ni vivienda a causa de la pandemia.
Las autoridades venezolanas han autorizado solo el ingreso de 1.750 personas a la semana de lunes a viernes por la frontera con Cúcuta, esto ha creado un serio problema de embotellamiento, lo cual obliga a muchos a usar los caminos verdes. Esto sin sumar la porosa frontera con la Guajira al norte donde la situación es similar.
Incluso unos 800 ciudadanos que llevan más de 10 días varados en la frontera improvisaron unos cambuches (refugios) con cartones, bolsas negras, colchonetas y carpas a cincuenta metros de la carretera internacional hacia San Antonio del Táchira, en Villa del Rosario, Norte de Santander, como lo reseña la revista Semana.
Frente a las declaraciones del jesuita, las reacciones no se han hecho esperar. Elvy Monzant, secretario ejecutivo de la Red CLAMOR, ha expresado su indignación: “Demuestra su desprecio por esos compatriotas que son pobres entre los pobres. No debería llamarse jesuita. Es una deshonra para la Compañía de Jesús”.
Por su parte, Rixio Portillo, laico venezolano, vaticanista y docente universitario, también ha señalado que Molina “no sabe de dignidad humana, hasta los delincuentes merecen respeto a sus derechos humanos y la presunción de inocencia”. Por tanto, “nada puede arrebatarte tu condición humana mucho más cuando es gente que tiene el derecho de regresar a su país”.
La periodista Marypili Hernández –afín al chavismo– ha criticado al cura: “Está completamente fuera de lugar usar el término bioterrorista”, porque “un terrorista es un criminal de la peor calaña. Estos compatriotas son imprudentes, irresponsables, pero no terroristas. También son pobres y hay que ayudarlos”.
Por ahora la Comisión de Derechos Humanos de la Conferencia Episcopal Venezolana no se ha pronunciado sobre esta campaña sistemática en contra de venezolanos retornados, de hecho, en la cuenta del Comando Estratégico Operacional de la Fuerza Armada Nacional (CEOFANB) han tuiteado lo siguiente: “Un trochero es un Bio-Terroristas (sic), que deja en riesgo la salud de todos”, sin duda alguna un abierto llamado a la intolerancia y odio que busca la persecución de quienes por necesidad han debido regresar a su país, mientras pasa la emergencia sanitaria.
Fuentes de la Conferencia de Obispos de Venezuela han indicado a Vida Nueva que corresponde a la Compañía de Jesús en el país hacer un llamado de atención al cura sobre este tema tan sensible en materia de Derechos Humanos.
Foto: Semana