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El padre blanco Julio Feliu Ortega afirma que en Malawi “mata más el hambre que el virus”





Tras ser elegido presidente de Malawi, el pasado 23 de junio, el teólogo evangelista Lazarus Chakwera pidió a sus compatriotas que trabajen duro. “Lo repitió hasta cuatro veces”, subraya el padre Julio Feliu Ortega, que elogia la “claridad de ideas” del mandatario y su compromiso para “luchar contra la corrupción, el tribalismo y el favoritismo”.



El líder de la opositora Alianza Tonse y pastor pentecostal de la Iglesia de las Asambleas de Dios se impuso con el 58,5% de los votos al presidente saliente, Peter Mutharika, del gobernante Partido Demócrata Progresista, pero deberá contar con todos para “sacar de la pobreza al que, según algunas encuestas, tiene la desgracia de ser el país más pobre del mundo”, denuncia el religioso zaragozano y miembro de los Misioneros de África desde 1960.

A sus 78 años, y después de 53 viviendo en esta pequeña república del África suroriental, el padre blanco conoce bien la política interna, “basada en grupos étnicos, lo cual conduce a muchos conflictos”. En comunicación con Vida Nueva, Feliu constata que “la gente en general está entusiasmada” con Chakwera –y su vicepresidente, Saulos Chilima, “un católico convencido y practicante”–, aunque “los alomwe, su etnia, están furiosos porque han perdido sus privilegios”. Y esto está causando ya “serios problemas” para formar gobierno, porque “si antes los ministros eran alomwe, del sur, parece ser que ahora la mayoría, son del centro y del norte, de otra etnia”.

Un pueblo adulto

A pesar de todo, el padre Feliu sostiene que “la población de Malawi es ya adulta” y ha dejado atrás el “servilismo de los años de la dictadura” de Kamuzu (1966-1994). Ahora solo confía en que, con la elección de Chakwera, supere también los “26 años de corrupción y pobreza” de sus predecesores en el cargo de un régimen ya democrático. No será fácil, porque el país se enfrenta también al COVID-19. Y “ya no se puede decir que el virus viene con los que vuelven de Sudáfrica o Tanzania –advierte–, porque los infectados (casi 2.000 y a un ritmo de un centenar de contagios diarios) viven en Malawi”.

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