Con 49 votos a favor, 7 negativos y 3 abstenciones, la Legislatura porteña adhirió al protocolo nacional para la atención integral de las personas con derecho a la interrupción legal del embarazo (ILE).
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Esta resolución causó sorpresa porque la iniciativa no fue debatida en comisiones. Tampoco había sido anunciada para su tratamiento en la sesión ordinaria.
La palabra de los obispos
La Iglesia porteña emitió un comunicado: ‘La vida se dignifica siempre’, con la firma del cardenal primado de la Argentina y arzobispo de Buenos Aires, Mario A. Poli, y sus obispos auxiliares: Joaquín Sucunza, Enrique Eguía Seguí, Alejandro Giorgi, Ernesto Giobando SJ, Juan Carlos Ares, José María Baliña, y Gustavo Carrara.
“Nos lastima y duele, que en medio de un letal contagio, donde tantos agentes sanitarios y servidores esenciales exponen y arriesgan su vida para salvar la del semejante, los legisladores vean oportuno avanzar en una ley, que ciertamente no es «honrar la vida»”, lamentaron los obispos porteños, después de la aprobación.
También señalaron las circunstancias en las que fue aprobado el protocolo del ILE: momentos muy tristes de la pandemia, en medio de una larga y agotadora cuarentena, y con altas cifras de contagios y fallecidos. Aun así, “la Legislatura de la Ciudad Autónoma acaba de aprobar por amplia mayoría la adhesión a la Interrupción Legal del Embarazo (ILE)”.
Con respecto a los argumentos que abordan el aborto como un tema de salud, los obispos advirtieron que dichos argumentos “conciben a la salud desde un enfoque aislado, como si los seres humanos no fuéramos relación, vínculos, espíritu: algo que sí nos recuerda la pandemia que estamos sufriendo”.
¿Quién puede festejar esta aprobación?
Para los sacerdotes, al proclamado derecho a abortar, especialmente de las adolescentes más vulnerables, se contrapone el deseo de muchas chicas que sí se juegan por la vida. A ellas les decimos: «¡Jugate por la vida, siempre!».
“Este protocolo ILE contradice las garantías constitucionales a favor de la vida más desprotegida: la de un ser humano por nacer. ¿Quién puede festejar esta aprobación? La interrupción se convirtió en ley, pero sigue siendo un eufemismo, y todos sabemos de qué se trata”, subrayaron los prelados.
Con la decisión de la Legislatura, se niega el derecho más elemental –el derecho a vivir– todos los derechos humanos quedan colgados de un hilo. Sin vida, por ejemplo, no hay libertad, destacaron.
Y siguieron: “No estamos en contra de los derechos de la mujer; sí, a favor de la vida como viene, en toda circunstancia, aun en medio de la pandemia, en los barrios más humildes, en los sectores más pudientes, en todos lados de nuestra querida ciudad debe escucharse: «¡Sí, a la vida; sí, a las dos vidas!»”.
Comprenden que si bien está en juego la salud, esta no se puede alcanzarse descartando a otro ser humano, y destacan que las mujeres de los barrios más humildes viven el aborto como un drama existencial, personal y comunitario. “Aquí se sigue una corazonada muy profunda: no es humano favorecer a un débil en contra de otro más débil aún“.
Finalmente, los obispos pidieron a la Virgen María de Luján, que recibe a tantos jóvenes y familias que peregrinan para celebrar la vida, que continúe, con ternura, protegiendo “a todos los que, en las panzas de sus madres, esperan compartir este mundo”.