Ante los ataques contra la Comisión de la Verdad por parte de Juan Carlos Pinzón, exministro de defensa de Colombia (durante el periodo de Juan Manuel Santos), quien aseguró que el ente “no es creíble para toda la sociedad”, porque “tienen una visión sesgada”, el Servicio Jesuita a Refugiados (JRS) ha expresado su solidaridad con los comisionados y con el sacerdote Francisco de Roux, presidente de la comisión.
“La composición heterogénea de la Comisión es una garantía de representación de las diferentes orillas de nuestra sociedad y de sus víctimas”, han dicho en un comunicado. A tales efectos han reiterado su apoyo a todo su personal que “con su trabajo dedicado, juicioso, responsable y ético se han entregado a la difícil tarea de ayudarnos a todos los colombianos a develar las sombras de nuestra propia historia”.
Además han recordado que el ejercicio independiente de la Comisión de la Verdad “no tiene intención diferente de la de ayudar a nuestra sociedad a reconstruir el fino tejido de sus relaciones” frente a “su generoso y duro compromiso con el hallazgo y la revelación desde la voz de las víctimas” y “de las profundas heridas y dolores producidos por el largo conflicto histórico”.
“Escuchar las voces de las víctimas a lo largo del territorio es defender la vida en todas sus formas. La Comisión ha asumido con profundidad y dedicación su labor, y la honorabilidad de sus miembros ha sido, es y será la garantía que preservará dicha verdad en favor de la paz y la reconciliación de nuestro país”, han apostillado.
En días recientes el propio Francisco de Roux, dando por cerrado este capítulo, rechazó categóricamente mediante un vídeo-pronunciamiento los señalamientos y pidió al exministro retractarse porque “esa afirmación es contraria a la verdad, deslegitima a la institución y pone en peligro la vida de los comisionados y todos los miembros de la entidad”.
También el jesuita ha expresado que “es totalmente falso” que alguno de los que integran la comisión “y menos la mayoría tenga cualquier nexo de pertenencia o subordinación o lealtad ante grupos armados”. Según de Roux este pronunciamiento es una típica estigmatización “lanzada sin medir las consecuencias desde centros de poder”.
Foto: JRS