El arzobispo de Manaos, el franciscano Leonardo Ulrich Steiner, ha acompañado los procesos de articulación de la Iglesia en la Amazonía desde sus inicios. En diálogo con Vida Nueva, analiza cómo la reciente constitución de la Conferencia Eclesial de la Amazonía representa nuevas oportunidades para una Iglesia con rostro amazónico.
PREGUNTA.- ¿Qué es ‘lo nuevo’ que está naciendo con la Conferencia Eclesial de la Amazonía?
RESPUESTA.- Lo nuevo es que es una Conferencia Eclesial; por lo tanto, en su composición y en su acción, considera a todo el Pueblo de Dios. La institución tendrá que madurar en su existencia para ser siempre más eclesial. Probablemente, tendrá que ser más representativa y no repetir lo que ya tenemos. Pero el camino se hace caminando.
P.- Ya hay conferencias episcopales y un Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM), ¿por qué una Conferencia Eclesial (y no episcopal) de la Amazonía?
R.- También teníamos las conferencias de religiosos y religiosas. Si fuera una conferencia episcopal, bastaría con crear un departamento en el CELAM. El Santo Padre, en su sensibilidad de pastor, deseó que fuera expresión de sinodalidad; un camino común del Pueblo de Dios en la Amazonía, que incluye diversos países, diversas conferencias episcopales. La sorpresa para nosotros está en lo eclesial. Como primera palabra para expresarlo y designar su composición se utilizó mixto. La sabiduría está en percibir la necesidad de la presencia de todas las expresiones y fuerzas eclesiales en la misión de anunciar el Reino de Dios y su justicia en la Amazonía. La conferencia, que ahora deberá ser confirmada por el papa Francisco, nos remite a Lumen Gentium, que visibiliza la Iglesia como Pueblo de Dios.
P.- ¿Cómo se articulará este nuevo organismo con el CELAM, la REPAM y las conferencias episcopales?
R.- Las relaciones en la Iglesia son dinámicas de comunión y diálogo. La comunión posibilita la diversidad en la unidad; es una comunión-participación. Habrá necesidad de escucha entre las conferencias y la Conferencia Eclesial. De lo contrario, caeríamos en la dispersión de energías y no anunciaríamos el Reino de Dios. En el CELAM ya teníamos iniciativas que facilitan la dinamización de la evangelización en la Amazonía, por ejemplo, la REPAM. La Conferencia deseada y creada por el Papa estará ligada al CELAM. Este mantiene relaciones de armonía con las conferencias episcopales. Será decisivo que la nueva Conferencia mantenga su autonomía y distinción con relación a la REPAM, y una relación de comunión con las conferencias episcopales.
P.- ¿Qué puede ofrecer esta Conferencia Eclesial a la Iglesia latinoamericana y universal?
R.- Si la Conferencia demuestra su capacidad misionera-sinodal, ofrecerá a toda la Iglesia una señal de cómo evangelizar teniendo en cuenta la realidad propia de una región. Si consigue recoger y acoger las culturas, las riquezas y debilidades, los pueblos originarios, lo propio y lo único de la Amazonía, estará mostrando caminos para la dinámica de La alegría del Evangelio en otras regiones donde la Iglesia debería estar encarnada; regiones que son más amplias que las conferencias episcopales y los países. Será expresión de sinodalidad, pues la participación de los miembros del Pueblo de Dios, con expresiones culturales diferentes y diversidad de ministerios, ayudará a descubrir en los pueblos las “semillas del Verbo”. Pero indicará también la riqueza del Documento final del Sínodo y de la exhortación Querida Amazonía. Tal vez otras regiones puedan soñar con el papa Francisco.
P.- ¿Cuáles son las tareas prioritarias de esta nueva Conferencia ante las circunstancias que vive la Amazonía?
R.- Animar a los obispos y a las comunidades eclesiales a ser más activos, más explícitos, en el cuidado de la Casa común y en hermandad con la creación. Acostumbro a decir que los pobres, los indígenas, las comunidades quilombolas, cuentan con el apoyo de la Iglesia. Es verdad que no siempre, pero se puede decir que despertamos, gracias a Dios, a cuestiones fundamentales de nuestra humanidad, de nuestra fraternidad. Por más difícil que sea desmontar una estructura mental de mercado que se creó en la sociedad en general, hemos percibido la presencia de investigadores y evangelizadores con propuestas transparentes que apuntan a la justicia, el derecho, la fraternidad; ellos indican que los pueblos, las culturas, pueden elevar el nivel de nuestra convivencia. Se espera que la Conferencia se haga eco de las palabras y acciones del papa Francisco, que nos ha ayudado a no temer al poder del dinero, lo mismo que a la incriminación e incluso a la muerte. Si la Conferencia logra animar a las Iglesias particulares a partir de ‘Querida Amazonía’ y el ‘Documento final del Sínodo’, estará cumpliendo su misión. Estos textos del Magisterio consideran la totalidad de la encarnación de la Iglesia, visibilizan cómo la fe posibilita la transformación, la liberación, la salvación.