¿Quién no tiene padrino, no se bautiza? Ya no. Michele Fusco, obispo de Sulmona – Valva (Italia), ha aprobado un decreto ‘ad experimentum’ que, a partir del 1 de agosto y durante los próximos tres años, queden abolidas “las figuras del padrino y la madrina en los sacramentos del Bautismo y la Confirmación”.
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Así lo ha hecho público la propia diócesis, compartiendo el texto por medio del cual el obispo promulga esta decisión. “La acción pastoral de la Iglesia está llamada siempre a mirarse siempre en el cambio de los contextos socio-culturales en los cuales se encuentra imbuida, y a considerar el continuo cambio que tales contextos traen consigo”, escribe el prelado.
“Bajo esta visión se inscribe la reflexión acerca de la figura del padrino y de la madrina”, ya que, a su entender, “su presencia en los sacramentos del Bautismo y de la Confirmación resulta una especie de cumplimiento formal, en el cual queda muy poco visible la dimensión de la fe”. “La decisión se toma, habitualmente”, argumenta Fusco, “con criterios y finalidades diversas (relaciones de parentesco, amistad, interés, etc.), sin considerar el rol específico que el padrino y la madrina está llamado a desarrollar en el ámbito de transmitir la fe, por lo que debe vivirla en primera persona para poder dar testimonio de ella”.
Aprobación del Consejo Presbiterial
El Código de Derecho Canónico, sobre la figura del padrino o de la madrina, “indica la posibilidad de su presencia pero no su obligatoriedad”. Sin embargo, tal como anota el obispo, la ley canónica si que incide en la “especificación de la calidad requerida, es decir, una vida conforme a la fe y al encargo que se asume y el estar exento de impedimentos canónicos”.
“Por ello”, justifica, “considerando lo que prevé el Código de Derecho Canónico, visto que muchos padrinos y madrinas, aun siendo buenas personas, no tienen plena conciencia del rol al cual son llamados y con el parecer favorable del Consejo Presbiterial, decreto ‘ad experimentum’ la abolición por tres años de los padrinos y madrinas en los sacramentos del bautismo y de la confirmación”, subraya, pidiendo a los párrocos que “ilustren oportunamente a las comunidades parroquiales el camino seguido para llegar a esta decisión”.