El papa Francisco mantuvo ayer una conversación telefónica con la presidenta de Grecia, Katerina Sakellaropoulou, que le llamó para analizar con él la decisión del presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, de recuperar la basílica de Santa Sofía de Estambul para el culto islámico. La jefa del Estado heleno aprovechó para invitar al Pontífice a visitar su país en 2021, cuando se celebra el bicentenario de la revolución griega, que propició su independencia del Imperio Otomano. El Papa habría aceptado la invitación siempre que lo permita la situación de la pandemia.
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Sakellaropoulou agradeció las palabras de Jorge Mario Bergoglio tras hacerse pública la decisión de Erdogan sobre el antiguo templo bizantino, un símbolo para las Iglesias orientales. “Pienso en Santa Sofía y estoy muy dolido”, comento Francisco tras el rezo del Ángelus dominical el pasado 12 de julio. La presidenta griega pidió al Pontífice que se sumara a la presión internacional a Ankara para que el edificio vuelva a su anterior estatus de museo.
Patrimonio cultural
Según informaron las autoridades helenas en un comunicado, Sakellaropoulou le transmitió al Papa que la decisión de Erdogan “hiere profundamente” a quienes consideran Santa Sofía “un símbolo del cristianismo” que pertenece “a la humanidad y al patrimonio cultural mundial”. Esta cuestión no puede ser considerada “un asunto interno” turco, consideró la presidenta griega, invitando a la comunidad internacional a condenar esta situación.
Está previsto que el próximo viernes, principal día de culto para los musulmanes, se celebre una gran celebración religiosa en Santa Sofía para celebrar que el edificio vuelve a utilizarse como una mezquita. Los mosaicos cristianos, originarios del período bizantino, se cubrirán durante la oración para no interferir con el culto islámico. Para Sakellaropoulou la decisión de Erdogan “aleja a Turquía de los valores de un estado laico y de los principios de tolerancia y pluralismo”.
