“¡En Brasil hay un genocidio!”. Con estas palabras comienza una carta el dominico brasileño frei Betto en la que acusa al presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, de haber tomado una postura negacionista ante la pandemia del Covid-19 para cometer un “genocidio intencionado” para acabar, así, con el mayor número posible de ancianos y pobres para ahorrar recursos en sanidad y pensiones.
“Al momento de escribir, 16 de julio, el Covid-19, que aquí surgió en febrero de este año, ya ha matado a 74.000 personas. Para el domingo 19 de julio, llegaremos a 80.000 víctimas. Es posible que ahora, al leer este llamamiento dramático, ya alcancen los 100.000″, escribe el religioso.
“Este genocidio no es el resultado de la indiferencia del gobierno de Bolsonaro”, continúa, afirmando que es algo “intencional”. “Cuando era diputado federal, en una entrevista televisiva en 1999, declaró: ‘Al votar no cambiarás nada en este país, ¡nada, absolutamente nada!, solo cambiará, desafortunadamente, si algún día vamos a la guerra civil aquí, y haciendo el trabajo que el régimen militar no hizo: matar a unos 30.000′”, recuerda.
“Debido a que está tan obsesionado con la muerte, una de sus principales políticas gubernamentales es liberar el comercio de armas y municiones. Cuando se le preguntó en la puerta del palacio presidencial si no le importaban las víctimas de la pandemia, respondió: ‘No creo en estos números’ (27/03, 92 muertes); ‘Todos moriremos algún día’ (29/3, 136 muertes); ‘¿Y qué? ¿Qué quieres que haga?’ (28/4, 5.017 muertes)”, subraya frey Betto.
“Desde el principio, declaró que lo importante no era salvar vidas, sino la economía. De ahí su negativa a declarar un cierre, cumplir con las pautas de la OMS e importar respiradores y equipos de protección personal”, explica. Por ello, “la Corte Suprema tuvo que delegar esta responsabilidad a los gobernadores y alcaldes”.
Para el religioso, las razones de la intención criminal del gobierno de Bolsonaro son evidentes. “Dejar morir a los ancianos para ahorrar recursos de la Seguridad Social. Dejar morir las enfermedades preexistentes para ahorrar recursos del SUS, el sistema nacional de salud”. Por otra parte, permite que los pobres mueran “para ahorrar recursos de Bolsa Familia y otros programas sociales para los 52,5 millones de brasileños que viven en la pobreza y los 13,5 millones que están en la pobreza extrema”.
“No satisfecho con tales medidas letales, el presidente ahora vetó, en el proyecto de ley sancionado 3/7, el tramo que requería el uso de máscaras en establecimientos comerciales, templos religiosos e instituciones educativas”, dice, así como también “vetó la imposición de multas para quienes infringen las reglas y la obligación del gobierno de distribuir máscaras a los más pobres, principales víctimas de Covid-19, y a los prisioneros”.
Asimismo, frei Betto subraya que “los indígenas y los quilombolas han sido diezmados por la creciente devastación socioambiental, especialmente en la Amazonía”, y pide que se corra la voz “sobre este crimen contra la humanidad tanto como sea posible”.