“Durante los próximos días iniciaremos las acciones legales oportunas contra la arbitrariedad y la indefensión que sufren el derecho a la libertad religiosa y a la libertad de culto, constitucionalmente protegidos”. Con este órdago, el arzobispado de Barcelona, con el cardenal Juan José Omella al frente, reacciona al posicionamiento del Govern de Quim Torra respecto al funeral que acogerá esta tarde la basílica de la Sagrada Familia en recuerdo de los fallecidos por la pandemia del coronavirus.
La archidiócesis catalana ha tomado la decisión de acudir a los tribunales ante las lagunas del Ejecutivo regional respecto a las celebraciones religiosas en los templos. Por un lado, el 2 de julio de 2020, la Direcció d’Afers Religiosos de la Generalitat de Catalunya autorizó la misa de difuntos. Posteriormente, ante los rebrotes del Covid-19, el 17 de julio la Consejería de Salud limitó a diez personas la asistencia a actos religiosos, mientras que para otros locales el aforo llega hasta el 50 por ciento. A pesar de los intentos de la Iglesia catalana de modificar esta resolución, “tampoco hemos logrado que se cambiase la previsión establecida”.
“Es una previsión que nos parece injusta y discriminatoria teniendo en cuenta que hemos sido muy cuidadosos y respetuosos en mantener las normas sanitarias exigidas para los espacios cerrados, presentadas en todo momento a la Administración, contando con el visto bueno de los médicos”, defienden desde el equipo de Omella a través de un comunicado, que consideran el “poco previsible cambio de actitud de la Conselleria de Salut de la Generalitat de Catalunya”.
Es más, recuerdan que, si bien para las misas se limita a 10 el número de personas, no es así, por ejemplo, si se accede como turista a la Sagrada Familia. Una apertura a los visitantes que el Arzobispado recuerda que se llevó a cabo “de acuerdo con la insistente invitación del Ayuntamiento de Barcelona y de la Generalitat de Catalunya para reactivar la vida económica”.
En cualquier caso, esta tarde a las siete el cardenal Omella presidirá la misa, en la que se garantiza con “medidas aplicadas en la Sagrada Familia van a ser incluso más rígidas que las aplicadas desde ayer por la mañana a las visitas de turistas y que el aforo será del 23% del aforo legal máximo”. De hecho, se tomará la temperatura a todos los asistentes, entre los que se encuentran familiares de las víctimas del coronavirus, representantes del ámbito sanitarios, de los servicios esenciales, hosteleros, voluntarios…