El coronavirus sigue segando vidas de misioneros católicos. Los últimos dos fallecidos son los sacerdotes italianos Albano Passarotto, de 80 años, y Luigi Piotto, de 65. Ambos fallecieron la semana pasada en Madagascar, donde llevaban desde hace 56 y 28 años, respectivamente, según informó la agencia Fides. Son casi 9.300 los contagiados de Covid-19 y 85 los fallecidos en esta isla del sureste de África.
Religioso de la familia vincenciana, Pasarotto desarrolló toda su vida como misionero en Madagascar, donde creó escuelas, orfanatos y centros educativos y de asistencia para la población local. En los últimos años dirigía una escuela en el sur del país para niños pobres, a los que se les ofrecen además dos comidas al día. Piotto llevaba desde 1992 en esta depauperada nación africana, donde ejercía su misión en el proyecto Antsofinondry de la fundación italiana Don Orione. Fue coordinador de la labor que desarrolla el citado instituto en la isla y se dedicó a la promoción educativa de los niños y jóvenes.
Aunque no hay un recuento de los sacerdotes, religiosos y monjas fallecidos por la Covid-19, sí que existen algunos datos parciales. El diario Avvenire, editado por la Conferencia Episcopal Italiana, informa de que son 121 los sacerdotes del país muertos por la pandemia. La Unión Internacional de Superioras Generales, la organización que aglutina a cerca de 2.000 institutos religiosos femeninas a las que pertenecen 658.000 monjas de vida apostólica, no cuenta con datos totales, pero su presidenta, Jolanta Kafka, reconoció en una entrevista con Vida Nueva el pasado mes de abril que “hay congregaciones que han perdido a 16 religiosas en un mes”.
El fallecimiento de Pasarotto y Piotto se produce poco después que de la pandemia provocara la muerte de Moses M. Costa, arzobispo de Chittagong (Bangladesh), en un hospital de Daca, la capital de este país del sureste asiático, donde estuvo ingresado durante un mes después de empezar a sufrir los síntomas del coronavirus.