La Junta Nacional de Catequesis (JNC) y el Instituto Superior de Catequesis (ISCA) convocaron a estas instancias de animación. Con el lanzamiento de este espacio virtual Anforaweb, ofrecieron charlas, talleres y celebraciones para los agentes de pastoral.
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En tiempos de pandemia, rescatar metodologías como la virtualidad y la conectividad son indispensables para profundizar y reflexionar sobre la identidad y la misión de los discípulos.
Dialogamos con el P. Alejandro Puíggari, de la Arquidiócesis de Buenos Aires y Director del Instituto Superior de Catequesis (ISCA), quien fue uno de los impulsores de esta iniciativa de capacitación y encuentro.
PREGUNTA.- ¿Con qué objetivos se organizó Anforaweb? ¿Se alcanzaron esos objetivos?
RESPUESTA.- Hubo un objetivo fundacional y otros dos que responden más a la coyuntura en que estamos inmersos.
El primer objetivo es asumir el desafío de la cultura digital y facilitar un espacio permanente de formación y animación de los agentes pastorales, vinculados a la catequesis. Se ha pensado estas jornadas en clave digital como una complementación del otro espacio ya existente a nivel nacional (Encuentro de Evangelización y Catequesis) que al ser presencial, tiene características más de encuentro, de intercambio y encuentros personales. Mundo digital que ha sido tangible y el espacio real de encuentro y comunicación de una catequesis que no entró en cuarentena.
Dada la irrupción de la pandemia en la vida del mundo entero, se ha pretendido –desde el sitio Anforaweb– reflexionar sobre los desafíos y oportunidades de este tiempo de cuarentena, en el espíritu de lo dicho por el Papa Francisco en este tiempo y que ha sido recopilado en el libro ‘La vida después de la pandemia’.
Con ocasión de la aparición del Nuevo Directorio para la Catequesis, se ha querido que el Anforaweb sea el espacio eclesial en el país para una primera presentación que ayude a los catequistas a su recepción agradecida, entrando en una fase de estudio y reflexión que permita después concretar los cambios y la renovación de la praxis catequística en las distintas diócesis.
Creo que se alcanzaron plenamente estos objetivos. Primero por la respuesta masiva y entusiasta de los catequistas, procedentes de diversos lugares del país, con edades y tareas muy diversas. Contribuyó muchísimo, las excelentes exposiciones tanto del Padre Jorge Oesterheld, como de Verónica Talamé y del padre mejicano, Javier González Ramírez.
Y fue muy interesante, experimentar cómo por un lado los catequistas ya están inmersos en el mundo digitalizado, pero al mismo tiempo, que saben servirse de él no solo para estar conectados sino crear espacios de verdadera comunicación. No fueron charlas TED en las que hay alguien que expone y un auditorio que escucha, sino que dentro de los límites propios de una jornada tan masiva, hubo verdadera interacción en la totalidad de los más de 25 talleres.
El nuevo Directorio
P.- ¿Cómo se relaciona esta iniciativa en el marco del Nuevo Directorio de la Catequesis?
R.- En un triple sentido. Fue para muchos el primer contacto con el DPC. Todo lo dicho y reflexionado a lo largo de la jornada estaba empapado del espíritu y de las acentuaciones del nuevo Directorio. Se ha empezado a movilizar el tema y las ganas de estudiarlo y reflexionarlo en las distintas comunidades y diócesis. Desde el ISCA están previstos, para los primeros meses, tres cauces: un conversatorio, cursos radiales y jornadas de profundización. Y ya son muchísimas las diócesis que, para la segunda parte del año, aprovecharán sus encuentros diocesanos para trabajar sobre el Directorio.
P.- Si tuviera que explicar que se vivió estos días, ¿qué nos contaría?
R.- Como le gusta decir al papa Francisco, lo hago con una idea, una imagen y un sentimiento.
La idea es que la catequesis no está en cuarentena y ha asumido el desafío de esta experiencia única de la pandemia para hacerla kairós de un Dios que nos invita a comprometernos con un mundo distinto.
La imagen es que la ánfora de la catequesis está llena de nombres y de ganas… pero es consciente que solo Jesús hará nuevas las cosas, como aconteció en las bodas de Caná.
El sentimiento de profunda gratitud como cura porque en el campo de la catequesis se es fácil caminar sinodalmente, ya que es una experiencia de pueblo de Dios muy fuerte que da ánimo y entusiasma nuestra cotidianidad.
P.- ¿Qué se va a hacer con todo lo trabajado en esta iniciativa?
R.- Se tratará de sistematizar y subir a las redes, para que sea socializado lo máximo posible y, a modo de barbecho, sirva para seguir reflexionando y caminando juntos. Una iniciativa muy valiosa es que está previsto darle formato radiofónico a mucho de lo reflexionado en las jornadas para llegar a las más de 200 radios barriales y populares que hay en nuestro país.
P.- ¿Cómo será el día después de estas jornadas? ¿Cómo se seguirá trabajando a partir de ahora?
R.- El anforaweb fue un punto de encuentro para renovar nuestra identidad y misión de catequistas, en un momento muy especial del país y del mundo. El nuevo Directorio es como un GPS que nos marca acentuaciones que la catequesis debe hacer propia para sintonizar con los aires de renovación que Dios nos regala en el Papa Francisco.
Pero justamente porque el Kerygma hoy debe ser encarnado en un aquí y ahora, la catequesis más que nunca deberá sumarse a una humanidad que sabe y desea acompañar solidariamente este pandemia del Covid-19, cuidándonos entre todos para que el virus de la indiferencia o del sálvese el que pueda, no afecte el corazón nuevo que el Señor de la historia vino a darnos.
Queremos como Iglesia estar en la trinchera, deseamos brindar desde la Catequesis este servicio esencial a toda la humanidad que se hace anuncio, compromiso y profecía: “No tengan miedo, yo estoy en medio de ustedes”.