Este martes 28 de julio, la recién creada Diócesis de Cancún-Chetumal será consagrada a la Virgen de Guadalupe para pedir su protección en esta emergencia sanitaria; su obispo, Pedro Pablo Elizondo Cárdenas, quien hace unos días informó haber dado positivo a Covid-19, pedirá también por el fin de la pandemia.
En entrevista para Vida Nueva, el sacerdote Mario González, vicario de Pastoral y vocero de esa diócesis, explicó que, pese a haber sido diagnosticado con el virus el pasado 16 de julio, la salud del obispo ha evolucionado positivamente.
“Monseñor Pedro Pablo se ha mantenido en resguardo como le han indicado los médicos que llevan su proceso; ha tomado los medicamentos y seguido los protocolos que le han indicado las autoridades de salud”, dijo.
Apuntó que una vez que hayan pasado de 14 a 21 días desde el inicio del contagio, Pedro Pablo Elizondo deberá realizarse nuevamente las pruebas para saber si no hay riesgo, por lo que, en su momento, el propio obispo dará a conocer públicamente la fecha en que se reincorporará a sus actividades ordinarias.
Mario González aseguró que la cuarentena en la que ha tenido que estar Pedro Pablo Elizondo al ser portador del virus, le ha permitido al obispo vivir un momento fuertemente espiritual.
“Cuando el obispo se enteró de la enfermedad, asumió la importancia de poder vivir el aislamiento de manera espiritual, asesorado por algunas personas a través de las plataformas digitales y por teléfono. Así logró direccionarse en un ambiente espiritual, o una experiencia de gracia –cómo él lo ha llamado–que Dios le permitió vivir para el bien propio y de la comunidad”.
El 25 de julio, Pedro Pablo Elizondo, de 70 años de edad, difundió un mensaje a través de sus redes sociales, en el que calificó como un “Regalo de Dios” el haber salido positivo en la prueba del Covid-19, y no haber tenido ningún síntoma mayor.
“Bendito sea el Señor que así me ha manifestado su amor. He sufrido mucho la enfermedad de mis hermanos que sí han padecido síntomas más serios y están batallando para salir adelante. Quiero ofrecer mi enfermedad y la de mis hermanos por el fin de la pandemia y la sanación del cuerpo y del alma de todos mis hermanos y la bendición de la nueva diócesis”.
Cabe recordar que en febrero pasado, el papa Francisco elevó a rango de diócesis la Prelatura de Cancún-Chetumal, y nombró como su primer obispo a Pedro Pablo Elizondo Cárdenas, quien hasta ese momento se venía desempeñando como prelado.
En su mensaje, el obispo también pidió a los fieles vivir con intensidad “estos momentos especiales de gracia, que nos unen a la pasión y a la cruz de nuestro Señor Jesucristo”.
El sacerdote Mario González se refirió también a la jornada de oración y consagración a la Virgen de Guadalupe por el fin de la pandemia, convocada por el obispo para este martes 28, a las 18:00 horas, en el Santuario de Nuestra Señora de Guadalupe en Cancún.
Detalló que para dicha jornada ha convocado a los fieles y a todos los párrocos a unirse en una actitud sinodal; el acto comprenderá el rezo del rosario, la Eucaristía presidida por el obispo en el santuario y una Hora Santa. Todo será transmitido virtualmente desde la página en Facebook de la diócesis.
Explicó que la intención de Pedro Pablo Elizondo con este acto es “aumentar nuestra fe en el amor a Cristo, a su Eucaristía y a su entrega en la cruz, a su sufrimiento pleno de la muerte y la redención; el obispo convoca a que todo el estado de Quintana Roo viva esta mística espiritual, esta experiencia que para todos es un compromiso vital, para el bien de todos”.
Por otro lado, adelantó que la diócesis dedicará el mes de septiembre a Dios Padre, octubre a Jesucristo, y noviembre al Espíritu Santo.
“Nos estamos preparando con catequesis, previendo que monseñor se una en oración con todas las familias que puedan estar sufriendo la situación de un familiar contagiado o que ya partió a la casa del Padre; con una intención de acompañamiento a los que sufren y a los enfermos”.
Finalmente, Mario González deseó que todos los fieles de Quintana Roo sigan siendo gente de bien, gente valiente y obediente a las indicaciones de las autoridades civiles y de salud “para que podamos mitigar la enfermedad, teniendo en cuenta que el amor por el prójimo implica cuidarse también a uno mismo”.