La realidad de la trata de personas es un fenómeno complejo que tienes muchas caras ocultas para el conjunto de la sociedad. Por ello, en este 31 de julio que se celebra el Día Mundial contra la Trata de Personas, el Proyecto Esperanza y SICAR cat de las religiosas adoratrices han puesto en marcha #TambienEsTrata un nuevo proyecto para “visibilizar aquellos fines de trata que se dan en nuestro país pero que permanecen ocultos, para garantizar la protección de todas las víctimas y su acceso a derechos”, señalan en un comunicado.
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Víctimas invisibles
Las personas sometidas a estas formas de esclavitud lo son con fines de explotación en trabajos o servicios forzados en el empleo del hogar, criminalidad forzada o matrimonios forzados. Elementos que se dan en España y que son muy difíciles de detectar. Y es que, según la ONU, una de cada tres víctimas detectadas fue tratada para trabajos forzados, y el 7% de las víctimas detectadas lo fue para trata con otros fines de explotación.
Por ello, la propuesta de las adoratrices, que “pretende lograr que se garantice la aplicación de estándares de derechos humanos a todas las mujeres víctimas de trata de aquellas finalidades de explotación más invisibilizadas y que permanecen infradetectadas: trata con fines de explotación en trabajos o servicios forzados en el empleo del hogar, trata con fines de criminalidad forzada y trata para matrimonios forzados”, algo que también es delito.
Sensibilizar a la sociedad
Más allá de los programas de atención a las víctimas, #TambienEsTrata “prevé sensibilizar a la sociedad y ofrecer formación a agentes clave de los sectores públicos y privados con la elaboración, en los próximos meses, de un documento con recomendaciones y propuestas de mejoras”, informan.
Para Rosa María Cendón, Coordinadora de Relaciones Institucionales e Incidencia de SICAR cat, “a pesar de los importantes progresos en los últimos 20 años, las políticas públicas adoptadas en España para luchar contra la trata contienen graves limitaciones que dificultan el acceso a derechos de aquellas mujeres que han sido tratadas con fines de explotación infradetectados e invisibilizados. Estas víctimas también deben ser protegidas y deben poder acceder a derechos”.
Para Marta González, coordinadora de Sensibilización de Proyecto Esperanza, “las consecuencias de estos delitos sobre sus víctimas son profundas y alcanzan todos los ámbitos de su persona y, por tanto, necesitan una atención integral que les permita retomar el control sobre sus propias vidas” Por ello, señala, “es fundamental, pues, que estos otros fines de explotación sean reconocidos por los actores clave, y que su capacidad para detectarlos sea fortalecida. Vemos necesaria también la creación de alianzas intersectoriales que favorezcan la detección de casos para derivarlos a servicios especializados como los nuestros”.