Mechthild Thürmer, abadesa del convento de Kirchschletten (Alemania), está en espera de juicio por acoger en el monasterio a migrantes. “La injusticia clama al cielo, yo solo intento escuchar este grito y ofrecer un poco de alivio”, se defiende la abadesa.
Los fieles están, como no podía ser de otra manera, al lado de las religiosas benedictinas. De hecho, los tres últimos años se reúnen para rezar para que se reconozca la legalidad de las acciones de la monja.
En un principio, Thürmer debería haber declarado ante el Tribunal de Distrito de Bamberg el pasado viernes, después de que se rechazara una sanción de 2.500 euros, que fue anulada porque, actualmente, está en marcha la investigación del juicio.
Del resultado de los tribunales están pendientes todos los colectivos que trabajan con inmigrantes, puesto que nunca ha habido un fallo definitivo con respecto a la responsabilidad penal de la Iglesia por acoger a migrantes. La Fiscalía de Baviera ha cerrado los procesos, en la mayoría de los casos, con una sanción económica “leve”.