“Durante demasiados años hemos dejado todo en manos de los de arriba, que están demasiado condicionados por los intereses económicos y los lobbies. Por eso reivindicamos la importancia del movimiento de las bases en la Iglesia católica”. Así de claro ha hablado, en una entrevista con Europa Press, el sacerdote indio Joshtrom Kureethadam, encargado del área ecológica en el Dicasterio para la Promoción del Desarrollo Humano Integral del Vaticano, conocido por muchos como “la mano derecha” de Francisco en materia de cambio climático.
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Kureethadam considera que la Iglesia todavía no ha pasado “a la acción” en este sentido. Algo que, para él, será crucial hacer en la próxima década, alcanzando un modelo totalmente sostenible. “Esto es lo que hay que impulsar”, ha aseverado, haciendo referencia a todas las organizaciones que hay dentro de la institución: desde las diócesis hasta las familias, pasando por centros educativos, proyectos, hospitales y residencias de las congregaciones religiosas.
“Nuestro objetivo es alcanzar un modelo sostenible global. Vamos a continuar con esta iniciativa diez años, hasta 2030. Por ello, queremos alcanzar la ‘masa crítica’ necesaria para llevar a cabo la conversión ecológica mundial que pide el Papa”, ha subrayado.
Un cambio con el Covid-19
Para Kureethadam, la pandemia ha evidenciado “la relación desarmonica” que las personas han entablado con la naturaleza. “En los últimos tres decenios hemos vivido la irrupción de varios virus. Esta pandemia es una versión actualizada del coronavirus que ya existía. Esta ha sido la más robusta y ha puesto de rodillas todo el sistema. Pero lo que tenemos que hacer es abrir los ojos y darnos cuenta de que no podemos continuar con nuestro estilo de vida frenético de consumismo”, ha dicho.
De esta manera, el coronavirus se debe convertir en “una oportunidad para transformar la destrucción y buscar una nueva forma de vivir”. A su parecer, ahora “no se trata de conseguir una vacuna y volver a lo de antes”, sino de impulsar una “conversión ecológica” basada en la fraternidad y la solidaridad.
Además, Kureethadam ha destacado que los sistemas que se basan en “la compasión” y no dejan atrás a los más vulnerables a pesar de no tener recursos “son los que mejor han afrontado la emergencia sanitaria”. “El virus ha encontrado un terreno fértil allí, donde solo el que tiene dinero puede permitirse ir al médico”, concluye.