El Papa ha enviado a los jóvenes de Medjugorje un mensaje con motivo de la reunión que se celebra la primera de agosto en esta localidad bosnia. Unas palabras en las que, sin hacer mención a las apariciones marianas, recuerda que este encuentro de la juventud es “un tiermpo de oración, catequesis y fraternidad” que ofrece a los presentes “la oportunidad de conocer a Jesucristo vivo, especialmente en la Eucaristía y en la Reconciliación”.
De esta manera, se puede descubrir “una nueva forma de vida, diferente de la que ofrece la cultura de lo temporal, según la cual nada puede ser definitivo, sino que solo cuenta disfrutar el momento presente”. Por eso, en este clima de relativismo, “en el que es difícil encontrar las respuestas verdaderas y seguras, cobra una importancia especial el lema de este encuentro, ‘Venid y veréis’, dirigido por Jesús a los discípulos, son una bendición. Jesús también dirige su mirada hacia ti y te invita a ir y estar con él”.
“¡No tengas miedo!”, continúa el Papa, “Cristo vive y quiere que cada uno de ustedes viva”. “Él es la verdadera belleza y juventud de este mundo, todo lo que toca se vuelve joven, se vuelve nuevo, se llena de vida y significado”, subraya, haciendo referencia a su exhortación apostólica a los jóvenes, ‘Christus vivit’.
Asimismo, el Papa anima a los jóvenes a, al igual que los discípulos, convertirse en “mediadores” para ayudar a otros a que “conozcan y sigan a Jesús”. “Al conocer a Jesús te conviertes en una persona nueva y recibes la misión de transmitir esta experiencia a los demás, pero siempre manteniendo la mirada fija en él”, subraya.
Por último, el Papa ha recordado que “la gran modelo de la Iglesia con un corazón joven, lista para seguir a Cristo con frescura y docilidad, sigue siendo la Virgen María”. “La fuerza de su sí”, apunta, “siempre nos sorprende”, porque significa “involucrarse y tomar riesgos, sin otra garantía que la certeza de ser el portador de una promesa”. Por ello, ha instado a los jóvenes a seguir el ejemplo de María, que es “la Madre que cuida a ‘sus hijos que caminan en la vida a menudo cansados, necesitados, pero con el deseo de que la luz de la esperanza no se apague’”.