El Monasterio de Santa María de Guadalupe ha acogido, esta mañana, la apertura del Año Santo Guadalupense. Una ceremonia que ha sido presidida por el arzobispo de Toledo y Primado de España, Francisco Cerro Chaves, quien ha estado acompañado por los obispos de la provincia eclesiástica de Mérida-Badajoz: Celso Morga, arzobispo de Mérida-Badajoz; José Luis Retana, obispo de Plasencia y Diego Zambrano, administrador diocesano de Coria-Cáceres. También ha participado el obispo emérito de Segovia, Ángel Rubio, diversas autoridades civiles tanto de la comunidad autónoma de Extremadura como de la de Castilla-La Mancha, y más de 70 sacerdotes llegados desde las cuatro diócesis presentes en la comunidad autónoma de Extremadura.
El Año Santo Guadalupense se festeja cada vez que el 6 de septiembre coincide en domingo, día de la fiesta litúrgica de Ntra. Sra. de Guadalupe, tal como determinó el papa san Pio X. En esta ocasión, finalizará el 8 de septiembre de 2021 y coincide con el 25 aniversario de la declaración del monasterio extremeño como patrimonio de la humanidad y, también, con el centenario del nacimiento del primer Papa que visitó el Monasterio, San Juan Pablo II.
La ceremonia ha dado comienzo en la antigua Iglesia de la Santísima Trinidad, actual auditorio del Monasterio, donde ha dado inicio la Statio y procesión hacia el templo jubilar. La procesión ha discurrido hasta el atrio de la basílica de Sta. María de Guadalupe, mientras se han cantado las letanías de los santos.
Frente a la Puerta Santa, Francisco Cerro ha pronunciado la oración previa a la apertura; seguidamente ha empujado, con el báculo, la Puerta; momento en el que ha quedado inaugurado el Año Santo Guadalupense 2020-2021. Seguidamente, el arzobispo ha permanecido de rodillas en oración silenciosa en el umbral de la Puerta Santa.
La ceremonia ha continuado con la concelebración eucarística, en la que Cerro ha comenzado su homilía agradeciendo a la comunidad franciscana, quien atiende el monasterio, su labor para que el santuario sea “auténtico pulmón de esperanza” tal como pide el Papa Francisco. “Se trata de unas circunstancias y unos momentos extraños; por lo menos, difíciles” ha subrayado el Primado, en referencia a la actual situación sociosanitaria.
“Se trata del lugar donde queremos llegar desde cualquier lugar; nos ponemos en camino hacia la casa de la Madre” ha indicado Cerro, haciendo referencia al santuario. Asimismo, el arzobispo de Toledo ha glosado las características del amor materno para indicar que “he encontrrado muy pocas personas en mi vida que se hayan sentido decepcionadas del amor de una madre”.
Por otra parte, el prelado ha señalado que este Jubileo quiere ayudar a presentar “a la Morenita de las Villuercas” como la “madre del hogar de la Madre de Dios, donde a todos somos acogidos y donde a todos se nos abraza”. La Virgen de Guadalupe será “un pulmón” que nos ayudará “a respirar esperanza en los momentos nada fáciles que nos toca vivir”.
Seguidamente, Cerro ha explicado que el cristianismo es una “religión del amor que provoca peregrinos, no vagabundos”. “Peregrinos de la fe, abiertos a la esperanza y viviendo siempre la caridad” ha subrayado el Primado para seguidamente afirmar que “haremos como tantos santos que han venido aquí, a Guadalupe”. “Este es un lugar donde siempre se nos quiere, donde siempre se nos perdona y donde siempre encontramos la esperanza cierta de un amor incondicional” ha apostillado.
Por último, en referencia a la Carta Pastoral con motivo del Año Santo Guadalupense, ha recordado que Guadalupe “es hogar de sanación”. “¡Cuánto le gustaría al papa Francisco, si puede estar aquí con nosotros, descubrir algo que es precioso en este Jubileo: Guadalupe es como un hospital de campaña, un lugar de sanación!”, ha señalado. “La Virgen de Guadalupe, como enfermera, curará nuestras heridas” ha expresado el prelado.