“Beirut, la novia de Oriente, Beirut, el faro de Occidente, está herida”. Así comienza la declaración del Patriarca maronita Bechara Boutros Rai a todos “los Estados del mundo”, recogida por la agencia Sir y en el que retrata una “ciudad devastada”, reducida a “un escenario de guerra sin guerra” tras la “misteriosa explosión que tuvo lugar ayer, 4 de agosto, en el puerto de la capital del Líbano.
La explosión “destripó la ciudad”, extendiendo “la muerte y la devastación, destruyó hospitales, casas, iglesias y mezquitas, hoteles y tiendas”. Esto, ha enfatizado el Patriarca, ocurre en el mismo momento en el que el Líbano “se encuentra en una situación de bancarrota económica y financiera que lo hace incapaz de enfrentar esta catástrofe”.
Ante esta situación, la Iglesia, tal como asegura el Patriarca, “ha establecido una red de rescate en todo el territorio libanés”. Sin embargo, “la emergencia es tal que cada esfuerzo realizado por la comunidad nacional es insuficiente con respecto a la catástrofe”. Por esta razón, en nombre de la Iglesia en el Líbano, el Patriarca Rai agradece “a todos los Estados que han expresado su voluntad de ayudar a Beirut”, y se dirige a “todos los Estados amigos y hermanos”, a los que ha pedido “ayuda inmediata para la salvación de Beirut, independientemente de cualquier consideración y cálculo político y geopolítico, porque lo que pasó va más allá de la política y va más allá de los conflictos”.
Líbano, debilitado en los últimos años por una secuencia de catástrofes políticas, financieras, económicas y de seguridad nacional, agrega el Patriarca maronita, ahora “merece el apoyo de sus hermanos y amigos, necesarios para volver a poner en pie su capital”.
Según el Patriarca Rai, la forma más adecuada de lidiar con el estado de emergencia es establecer un “fondo controlado por las Naciones Unidas” para administrar la ayuda. “Me dirijo a ustedes”, concluyó el Patriarca, “porque sé que aman al Líbano y que responderá a esta apelación. Me dirijo a ustedes porque sé cuánto les importa que Líbano recupere su papel histórico al servicio del hombre, la democracia y la paz en Oriente Medio y en el mundo”.