Ante la dificultad para educar en este tiempo de pandemia de Covid-19, los obispos de México generaron algunas claves para ayudar a la comunidad educativa a asumir los retos que enfrenta la educación en este momento.
En México, está por iniciar un nuevo ciclo escolar que, en una primera etapa, se llevará a cabo a través de los medios de comunicación y digitales; en este sentido, la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) hizo un llamado a todos los involucrados a trabajar unidos y ver esta realidad como una oportunidad.
“Autoridades civiles, asociaciones de escuelas y padres de familia, investigadores y académicos de la educación, sindicatos y gremios magisteriales, así como la sociedad civil, iglesias, empresarios y todos los sectores en general, debemos voltear a cada escuela, reconociendo en todas ellas un bien público al que tenemos que promover y apoyar”.
Algunas de las claves que propusieron los obispos del país tienen destinatarios concretos:
A los padres de familia, pidieron no ver más a las escuelas como algo que les exime de su derecho y deber de ser los primeros responsables de la educación de sus hijos.
“Nuestra súplica es que se involucren de lleno en la comunidad escolar, pues serán muchas manos, recursos y sobre todo cambio de mentalidad de todos, los que se exijan para esta nueva educación solidaria del cuidado de las personas y de la humanidad en su conjunto”, señala el texto.
A los maestros, como actores principales de la educación formal, el episcopado pidió renovar sus criterios de servicio y redoblar su compromiso por la educación.
Si bien destacaron la utilidad de lo virtual, consideraron que este ámbito es insuficiente, pues los procesos educativos requieren de diálogo y encuentro, de compartir la vida, y no sólo de recibir información.
“Los niños y niñas de México requieren de su mirada, sus oídos, sus mentes; necesitan, ante la tentación del desánimo, encontrar en ustedes a quienes los pueden encorazonar de esperanza, generosidad y acogida. Es el tiempo de sacar nuestros mejores talentos, en una pasión por educar, a pesar de las dificultades”.
A las comunidades educativas católicas, particularmente a los consagrados y consagradas con el carisma educativo, los obispos pidieron el mismo ánimo y creatividad con los que la Iglesia ha servido a México en el ámbito educativo por más de quinientos años.
“Hoy es tiempo de repensar nuestro servicio desde la dificultad, que no es otra cosa más que la oportunidad y la ocasión para desatar nuestra capacidad de responder al puro estilo de Jesús, Divino Maestro”.
También exhortaron a las comunidades parroquiales a salir al encuentro generoso de las escuelas presentes en su territorio con el ánimo de servir y coadyuvar, “asumiendo que la Iglesia es Madre y Maestra”.
Los obispos se dirigieron también a los niños, niñas, adolescentes y jóvenes, para invitarlos a vivir la realidad, comprendiendo que hay muchos esfuerzos de la sociedad y del gobierno que quieren generar las mejores condiciones para atenderlos en su educación, bienestar y seguridad. “Hoy, la alegría de la solidaridad, debe ser nuestro motor”, apuntaron.
Finalmente, a las autoridades educativas, tanto federales como estatales, las exhortaron a promover todo esfuerzo en esta materia, y no reducir su papel a ser sólo reguladores.
Les recordaron que la educación está en un momento en el que necesita impulso, confianza y sinergia; y no freno, desconfianza y aislamiento.
“Invirtamos todo lo necesario para generar las condiciones sanitarias, pero que esa inversión no desmerezca lo que se requiere para formar y sostener a las y los educadores de la patria.
La CEM exhortó a todos los actores sociales a darse la oportunidad de reconstruir el Sistema Educativo Nacional, a través del diálogo, el encuentro y la corresponsabilidad que sólo surgen de corazones solidarios y generosos.