El Vaticano solicita a empresarios y políticos que promuevan un turismo “responsable y sostenible” para combatir las consecuencias económicas de la pandemia del coronavirus. Es uno de los pilares básicos del mensaje con motivo del Día Mundial del Turismo, que se celebra cada año el 27 de septiembre firmado por el prefecto del Dicasterio para el Servicio de Desarrollo Humano Integral, Peter Turkson.
“Hacemos un llamamiento a los dirigentes y a los responsables de la formulación de políticas económicas nacionales para que promuevan y fomenten el turismo responsable, aplicado de acuerdo con los principios de justicia social y económica y con pleno respeto por el medio ambiente y las culturas”, se detalla en el documento.
Además, el cardenal Turkson subraya que este turismo responsable y sostenible, “que mejora los recursos y las actividades locales, es deseable como uno de los puntos de inflexión en la lucha contra la pobreza, que la pandemia COVID-19 ha aumentado exponencialmente”.
La Santa Sede constata en el documento que esta “crisis sin precedentes” ha provocado “una reducción drástica de la movilidad humana y del turismo, tanto internacionales como nacionales, en un mínimo histórico” tal y como muestran “la suspensión de los vuelos internacionales, el cierre de aeropuertos y fronteras, la adopción de estrictas restricciones de viaje…”. De esta manera, se hace eco de las cifras que se manejan en el sector y que habla de una disminución de cerca de mil millones de turistas internacionales, con una pérdida económica mundial de unos 1.200 millones de dólares.
Por eso, desde Roma muestran “nuestra cercanía y apoyo a todos aquellos que están comprometidos a contrarrestar el impacto de la pandemia en la vida de las personas y empresas que viven del turismo”.
La preocupación de Turkson es aun mayor cuando se había iniciado la senda de una recuperación especialmente en el medio rural. Para el prefecto, “acercar el turismo y el desarrollo rural es una buena manera de aprender nuevas culturas, de dejarnos contaminar por los valores de la custodia de la creación y de la protección de la creación, que hoy representan no sólo un deber moral, sino una urgencia de acción colectiva”.
Desde ahí, el Vaticano llama a “apoyar los ingresos de los trabajadores de este sector, así como para el cuidado y la defensa de las comunidades rurales más frágiles de cada territorios”.
Esta implicación se hace extensible también a los obispos y a los responsables de la pastoral del turismo eclesial para lograr que “en su propio territorio tomen iniciativas concretas para ayudar a las actividades turísticas”. Es más, se pide a los católicos que respondan “con cuidado y generosidad a las necesidades y necesidades de los trabajadores del turismo, que actualmente se encuentran en dificultades, y juntos desarrollan redes de proximidad en las relaciones y en ayuda de la pérdida de apoyo a los ingresos”.