Casaldáliga: el obispo resucitado por el papa Francisco

Casaldáliga: el obispo resucitado por el papa Francisco

Aunque el obispo Pedro Casaldáliga ha muerto en una residencia de los claretianos en Batatais, en el estado brasileño de Sao Paulo, volverá a su diócesis amazónica de São Felix do Araguaia, en el Matto Grosso a donde llegó en 1968. Han pasado los años y las reivindicaciones locales del obispo Casaldáliga han encontrado la sensibilidad y el eco de toda la Iglesia gracias a que el papa Francisco oyó las voces que como la del claretiano llegaban desde la Amazonía.



Superados los recelos de la Teología de la Liberación que surgieron en los tiempos de mayor vitalidad del prelado ahora difunto, la Iglesia ha podido contemplar y aprender de la experiencia amazónica. Tanto es así que han quedado atrás las rencillas con los pontífices y Pedro Casaldáliga no ha dejado de repetir en los últimos años que “el papa Francisco es un Don de Dios para la Iglesia”.

La fuerza de la inculturación

Un poema de Casaldáliga se cuela en el número 104 de ‘Querida Amazonia’ al hablar de como “la inculturación eleva y plenifica”. Para Francisco “hay que valorar esa mística indígena de la interconexión e interdependencia de todo lo creado, mística de gratuidad que ama la vida como don, mística de admiración sagrada ante la naturaleza que nos desborda con tanta vida. No obstante, también se trata de lograr que esta relación con Dios presente en el cosmos se convierta, cada vez más, en la relación personal con un Tú que sostiene la propia realidad y quiere darle un sentido, un Tú que nos conoce y nos ama”.

Y es aquí donde vienes los versos del obispo emérito de São Felix do Araguaia: “Flotan sombras de mí, maderas muertas./ Pero la estrella nace sin reproche/ sobre las manos de este niño, expertas,/ que conquistan las aguas y la noche./ Me ha de bastar saber que Tú me sabes/ entero, desde antes de mis días”. El poema lleva por título “Carta de navegar, ‘Por el Tocantins amazónico’”.

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Los pueblos indígenas

Muchas de las preocupaciones e insistencias de Casaldáliga han entrado en la agenda eclesial (e internacional) gracias a las prioridades que el papa Francisco ha marcado en su pontificado, que ha rescatado la reflexión que la Iglesia de América Latina ha ido haciendo en los últimos años. Casaldáliga ha sido voz de los “peones”, campesinos, sin tierra y Pueblos Indígenas, frente a los terratenientes, la agroindustria y a todos los poderes económicos que niegan los derechos de los individuos y pueblos. Una lucha por la tierra que aparece en Laudato Si’ y se refuerza en Querida Amazonia.

Casaldáliga siempre ha sido un “pueblo entre el pueblo”, dicen quienes han seguido más de cerca al obispo que vivió en una simple casa de barro y recorría su vicariato a caballo o en autobús. Y es que el prelado ha defendido la necesidad de tener un compromiso personal y comunitario con los más pobres, por lo que organizó diferentes movimientos. Esta ha sido la carta de presentación desde el primer día del papa Francisco han elegir el nombre del santo de Asís y desear una “Iglesia pobre y para los pobres”.

El Sínodo de los Jóvenes ha sido la apuesta (ofreciendo un espaldarazo teórico) a la sinodalidad. Casaldáliga, a pesar de las críticas que le llegaban desde Roma, siempre mantuvo siempre una posición firme a favor de la transformación radical de la Iglesia y su estructura clerical, defendiendo una Iglesia pobre, corresponsable y participativa. Por ello la cantidad de asociaciones que han surgido en São Félix do Araguaia desde hace 40 años.

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