Tras la muerte de Pedro Casaldáliga, este 8 de agosto, el Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM) ha enviado un mensaje de condolencias al obispo de la Prelatura de São Félix do Araguaia, Adriano Ciocca Vasino. “A lo largo de su vida, este hermano nuestro ha dado un testimonio especial de la cercanía amorosa de Dios a los más pobres“, se lee en la misiva firmada por el presidente del CELAM, Miguel Cabrejos Vidarte, y el secretario general, Juan Carlos Cárdenas.
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El testimonio profético del misionero claretiano, quien fuera obispo de São Félix do Araguaia por más de tres décadas, se extendió por todo el continente: “más allá de su prelatura, Pedro Casaldáliga fue y seguirá siendo un icono en la defensa de los pobres, especialmente de los indígenas“, afirma el CELAM en su comunicado.
Pastor ejemplar y referente
Así lo hizo durante toda su vida y de manera especial durante los duros años de dictadura militar que vivió Brasil, entre 1964 y 1985, cuando Casaldáliga “fue un referente constante de pastor que guarda fielmente su rebaño, a la luz de la Palabra de Cristo“.
“La memoria de los mártires, que él guardó y cultivó, la sencillez de vida del pastor identificado con el rebaño, la promoción de la pastoral de conjunto y la atención continua a los signos de los tiempos, son otras tantas marcas que brillan en su testimonio”.
‘La tierra sin males’
Como poeta y pastor que “prestó su voz a América Latina y El Caribe“, el CELAM no ha dejado de recordar una de sus composiciones más conocidas: ‘la Misa de la Tierra Sin Males’, que se propagó por todo el continente:
Yo soy América,
soy el pueblo de la Tierra, de la Tierra sin males,
el pueblo de los Andres, la gente de las Selvas,
la gente de la Pampa, la gente del mar…
de Colorado, de Tenochtitlán,
de Machu Pichu, de la Patagonia,
de la Amazonía, de los Siete Pueblos del Río Grande…
“Ahora es esta tierra, por él tan amada, que toma la palabra para presentar una oración de agradecimiento a Dios por su testimonio“, concluyen los obispos del CELAM, con una súplica por la eterna felicidad del peregrino, místico y poeta Pedro Casaldáliga.