En memoria de Pedro Casaldáliga, el “obispo-poeta que supo sentir con el pueblo y que tradujo su opción por Jesús en compromiso con la justicia“, y tras su fallecimiento el 8 de agosto en la ciudad de Batatais (Brasil), la Confederación Latinoamericana de Religiosas y Religiosos (CLAR) se ha volcado en agradecimientos por la vida del “hombre que caminó con los pies descalzos sobre la tierra roja”.
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Abrazar la realidad… y los conflictos
La CLAR da testimonio de que “lo vimos abrazar la realidad acariciándola, agachado en un permanente e inquebrantable acto de misericordia, capaz de encarar el conflicto y de defender las causas de los desposeídos”. Por eso, “se hizo guardián de la tierra y el grito de los pobres lo liberó de parálisis e inercias“.
Como pocos, Casaldáliga fue “capaz de lo común, pronto a lo comunitario, decididamente solidario”, señala la CLAR, y haciendo un balance de su servicio a los pobres destaca que “lo encontramos siempre ensanchado en el arte de amar, hecho piel, sensibilidad, abrazo radical a todo lo humano y vital“.
Poeta de versos encarnados
También fue poeta de versos encarnados, “con olor a pueblo, teñidos de vivencias y pasiones“, que llegaron a contagiar a muchas religiosas y religiosos del continente.
Y fue el “profeta de las causas mayores“, que primereó entre los suyos “por Jesús itinerante, en Jesús testigo, con Jesús crucificado… y hoy también Resucitado”.
Pedro, el hermano mayor
Al reconocer su itinerario, a punta de Evangelio y sandalias, la CLAR no olvida que entre los religiosos, él ha sido “Pedro de todas las horas, especialmente de esta que consideramos nuestra hora, nosotros tus hermanos”.
“Vemos en ti un hermano mayor y no queremos que haya tregua para tu legado“, asevera la vida religiosa latinoamericana y, como si le susurrara al oído, pide al obispo-poeta: “regálanos un poco de tu espíritu, de tu bondadosa rebeldía, de tu osado compromiso, de tu inquebrantable lucha, de tu insobornable pasión, de tu desbordado amor por Jesús, el Reino y el pueblo”.
Santidad conquistada
“Te quedas en todo lo que fluye libre, en lo que se expresa auténtico, en lo que nos desacomoda para el más, en lo que vuelca nuestros ojos a lo más genuino del Evangelio“, reconoce la CLAR, en comunión con todos los que lo aman “para reconocer tu santidad conquistada, en medio de contradicciones y recibida como gracia de Aquel que te formó el corazón y que te hizo peregrino por los caminos de América.
Al final de su mensaje, la CLAR manifiesta su solidaridad con “su familia religiosa”, con la certeza de que “nuestra oración agradecida se traduzca en un poema capaz de fecundar la tierra con semillas creíbles y fecundas“.