La Comunidad de Sant’Egidio en México llevó a cabo el conversatorio ‘Re-humanizar nuestras sociedades contra la cultura del descarte’, en el que participaron diferentes expertos en el tema de adultos mayores, con la finalidad de reflexionar sobre la importancia de estos en la vida de la sociedad.
Entre los participantes estuvo el cardenal Alberto Suárez Inda, arzobispo emérito de la Arquidiócesis de Morelia, quien se refirió concretamente a la dignidad del anciano y su misión en el mundo.
“El viejo tiene mucho que aportar –dijo– tiene que transmitir a las nuevas generaciones no solo las anécdotas divertidas y aventuras juveniles, sino sobre todo, retransmitir a las nuevas generaciones lo que no pasa de moda”.
En este sentido, el cardenal se refirió a la transmisión de la fidelidad en el amor, la realización de la persona en el servicio, la belleza de una obra concluida, la perseverancia en las pruebas y la certeza de la fe.
Por su parte, el sacerdote Adrián Lozano Guajardo, cofundador de la Capellanía Covid de la Arquidiócesis de México, habló del valor de la ancianidad en tiempos de crisis y de la importancia de cuidarlos, al tiempo que llamó a ver en el anciano un don de Dios.
Marcela García Romero, doctora en Filosofía, se refirió a los datos arrojados por un estudio de 2019, que evidencia cómo el papel de las abuelas en el cuidado de los nietos ha contribuido a aumentar la longevidad de la especie humana.
“Se les ha discriminado, cuando resulta que son los ancianos quienes sostienen la red social del cuidado que tiene en pie a nuestras familias y a nuestra sociedad”, lamentó.
Y es que, según datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía, en México, el 55% de los hijos de madres que trabajan son cuidados por sus abuelos, y ese porcentaje ha ido en aumento.
También explicó que en el país, el 60% de las mujeres mayores de 65 años se dedican a los quehaceres del hogar, comparado con solo un 2% de los hombres de la misma edad”.
En su oportunidad, Verónica Montes de Oca, doctora en Ciencias Sociales, resaltó la importancia de ratificar la Convención de los Derechos Humanos de las Personas Mayores y advirtió que es necesario que la sociedad se dé cuenta que no es tan independiente:
“Somos interdependientes, dependemos de otras generaciones, y otras generaciones dependen de nosotros; es el eslabón más importante de estas generaciones unidas para poder continuar adelante en una crisis civilizatoria de la humanidad”.
Susana Romo de Vivar y Olivares, integrante de la Comunidad de Sant’Egidio y profesora en educación preescolar, habló de la experiencia de dicha comunidad con los ancianos, a través del programa Casas de Familia para Ancianos.
Explicó: “son casas que se enclavan en los barrios; ahí viven los ancianos que por diversas razones ya no pueden estar en su propio hogar; las Casas de Familia están en esos barrios donde los ancianos conocen a los vecinos, al tendero, a la señora de la estética, en fin, es su barrio”.
“La experiencia de este programa –continuó– demuestra que se puede actuar involucrando a varias personas en los barrios donde viven solas, construyendo una red de relaciones con los vecinos, personal médico y sanitario, instituciones y voluntarios. El resultado es que mejora significativamente su calidad de vida”.
Al respecto, César Cárdenas, secretario para la Comunidad de Sant’Egidio México, precisó que por el momento dicho programa se aplica en Europa y África, “para América es un objetivo a mediano plazo, ya que las Comunidades de Sant’Egidio más jóvenes ahora estamos en proceso de establecer sedes”.
Susana Romo invitó a la audiencia a ahondar más en el tema, a través de la lectura del documento elaborado por la Comunidad de Sant’Egidio y denominado‘Sin ancianos no hay futuro’.