El papa Francisco se ha sumado a la apertura de la Semana de la Vida Consagrada organizada por la Conferencia de Religiosos de Brasil, que se celebra del 16 al 22 de agosto, con una carta fechada el pasado 5 de agosto. Una sencilla misiva, en la que Bergoglio invita a todos los consagrados a “estar atentos para evitar la tentación de tener una visión mundana, que nos impide ver la gracia de Dios como protagonista de la vida y nos lleva a salir en busca de cualquier sustituto”.
En el texto, hecho público en el congreso y a través de Vatican News, el pontífice desea con “gran alegría” unirse a la convocatoria que se celebra por todo el país a través de diferentes conferencia on line y celebraciones locales. A todos los religiosos y religiosas el Papa les pone en contacto con el origen de su vocación. “El itinerario vocacional tiene su origen en la experiencia de saberse amado por Dios: la vida misma es ya fruto de una llamada de Dios; nos ha llamado a la vida porque nos ama y ha predispuesto todo para que cada uno de nosotros sea único, acompañándonos por los caminos, a veces polvorientos, de nuestra vida y, conociendo nuestra conmovedora nostalgia de amor y de felicidad, nos llama a la alegría, que se encuentra sólo en el don de sí mismo a los demás”, escribe.
Frente a la tentación de la mundanidad, Francisco ofrece el “antídoto” de “dar prioridad a la oración en medio de todas nuestras actividades, con la certeza de que quien mantiene la mirada fija en Jesús aprende a vivir para servir”. Desde la centralidad en Jesús, concluye el Papa, “podemos y debemos amar en la verdad y la misericordia a toda persona que encontramos en nuestro camino, porque habremos aprendido de él lo que es el amor y cómo amar: sabremos amar porque tendremos su mismo corazón”.