La Iglesia Católica en México celebró este domingo 16 de agosto el Día de la Juventud Católica Mexicana, por lo que diferentes obispos del país hicieron algunas reflexiones sobre el papel que deben jugar los jóvenes católicos en este momento de la historia.
El obispo auxiliar de Monterrey y responsable de la Dimensión Episcopal Mexicana de Pastoral de Adolescentes y Jóvenes, Juan Armando Pérez Talamantes, llamó a todos los jóvenes a predicar con fuerza que “¡Cristo Vive y te quiere Vivo!”
No se trata de un grito vacío ni triunfalista –explicó– sino “un grito de amor y de esperanza para todo aquel que sufre, se lamenta o está cansado o desalentado por las consecuencias de las crisis humanas”.
Pérez Talamantes pidió a los jóvenes que, ante los desafíos de nuestro tiempo, no se dejen dominar por la incertidumbre o el miedo.
“No se dejen manipular por nadie, asuman la capacidad de ser compasivos, de pensar críticamente ante las propuestas que se les presentan, de discernir desde la fe los valores del Reino de Dios, tomen las decisiones que busquen el bien común y no solo el provecho de pocos”.
El obispo los exhortó a tomar lo bueno de las épocas pasadas y dejar pasar lo que no sea necesario; “mantengan su conciencia sana, no se dejen corromper, no se dejen robar sus sueños de perfecta alegría por servir a hombres que solo se buscan a sí mismos y que los tirarán a ustedes como basura cuando los acaben de consumir hasta el último suspiro.
Los llamó también a no vender su libertad “por un puñado de pesos”, pues –dijo– “tu vida vale más que el oro y la plata, y tu libertad más que los likes de las redes sociales ¡Tú eres de Cristo y Cristo es de Dios!”.
Por su parte, el arzobispo de Monterrey y presidente de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM), Rogelio Cabrera López, afirmó que la Iglesia de México reconoce el valor de los adolescentes y jóvenes “quienes, con sus inquietudes, su fuerza dinamizadora, su espíritu de lucha y su protagonismo evangélico, nos invitan a renovar nuestro compromiso para seguir construyendo la civilización del amor”.
Rogelio Cabrera pidió a los sacerdotes estar abiertos al Espíritu Santo, “para que nos muestre el camino que debemos seguir en el acompañamiento y orientación de nuestros adolescentes y jóvenes, en la realización de su vida”.
Asimismo, los llamó a no permitir que la indiferencia, la superficialidad, entre otras situaciones adversas, que dominan al mundo de hoy, esclavicen a la juventud.
“Estemos cercanos a ellos para escucharlos, comprenderlos y orientarlos, no solo les señalemos sus errores, ayudémosles a aprender de ellos y salir adelante, como muchos de nosotros lo hicimos en nuestra juventud”, añadió.
Por su parte, durante su homilía, el cardenal Carlos Aguiar Retes, arzobispo de México, aseguró que una gran preocupación de la Iglesia son los niños, los adolescentes y los jóvenes, “porque en ellos la fe está todavía en semilla y debe crecer para dar frutos y debemos atenderlos en todos los ambientes de vida”.
De ahí –agregó– que la iglesia promociona la Pastoral Juvenil con niños y adolescentes, “pero el buen camino para hacer fecundo este trabajo, es también ponerlos en contacto con realidades difíciles, pero que nos abren el corazón y nos ayudan a caminar para practicar la misericordia.
Por ello, pidió a los sacerdotes de la Arquidiócesis de México y a los padres de familia poner a los jóvenes en conocimiento y en contacto con los necesitados, con los enfermos, con los reclusos, con los indigentes, con los adictos a todo tipo de dependencias esclavizantes”.