La Pontificia Academia Mariana Internacional está trabajando en un encuentro que se celebrará el próximo 18 de septiembre y que, con la presencia de numerosos expertos, girará en torno a la cuestión de ‘Religiosidad y crimen’. Es tal la importancia que le concede su presidente, el franciscano menor Stefano Cecchin, que incluso ha creado un Departamento de Análisis, Estudio y Seguimiento.
Una acción que no ha pasado inadvertida para el papa Francisco, que ha querido mandar un mensaje para el encuentro del 18 de septiembre. Difundido por el diario Avvenire, propiedad de la Conferencia Episcopal Italiana, en él asegura el Pontífice que “la devoción mariana es un patrimonio religioso-cultural que hay que salvaguardar en su pureza original, liberándola de superestructuras, potestades o condicionamientos que no cumplen los criterios evangélicos de justicia, libertad, honestidad y solidaridad”.
Con este evidente toque de atención, Bergoglio ha desnudado una práctica habitual de las organizaciones mafiosas en los ámbitos locales en los que dominan la vida diaria: aprovechar las fiestas patronales, concretamente las procesiones, para visibilizar su poder. Algo que realizan con la complicidad de los sacerdotes responsables y que consiste en hacer ostensible un gesto de deferencia hacia el líder del grupo; por ejemplo, inclinando la talla mariana ante su hogar.
De ahí que Francisco recalque que es “necesario que el estilo de las manifestaciones marianas se adapte al mensaje del Evangelio y a las enseñanzas de la Iglesia”. Lo que conlleva “asumir actitudes que excluyan una religiosidad equivocada y respondan en cambio a una religiosidad bien entendida y vivida”.