El pasado 31 de mayo el arzobispo de Monterrey, Rogelio Cabrera López, inició un Año Jubilar Sacerdotal con motivo de su 25 aniversario de ordenación episcopal, el cual concluirá en mayo de 2021, en la fiesta de Jesucristo Sumo y Eterno Sacerdote.
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Originario del estado de Guanajuato, Cabrera López fue ordenado sacerdote en 1978, y el 29 de abril de 1996 es nombrado por el papa Juan Pablo II como obispo de Tacámbaro, siendo consagrado el 30 de mayo de 1996.
Con ocasión de estos 25 años de ministerio episcopal, el también presidente de los obispos del país escribió una Carta Pastoral, en la que encomienda su ministerio episcopal a Nuestra Señora del Roble, patrona de Monterrey.
Un año para caminar hacia la santidad
El arzobispo Rogelio Cabrera comenzó siendo obispo de Tacámbaro (1996-2001), después de Tapachula (2001-2004), posteriormente de Tuxtla Gutiérrez (2004-2012) y a partir del 2012 se ha desempeñado como arzobispo de la arquidiócesis regiomontana.
En su carta pastoral, la octava como arzobispo de Monterrey, se dirige tanto al clero como a los fieles de su arquidiócesis para manifestarles lo que siente, lo que piensa, lo que sueña y lo que espera como “su obispo, su padre y su pastor”.
Entre otras cosas, expresa su deseo de que este año jubilar sea “una invitación a la santidad en toda vocación, recogiendo las consolaciones y desolaciones, las heridas, aprendizajes y fortalezas de nuestro caminar”.
De manera particular, a los presbíteros y diáconos, los exhorta a volver a proponerse el camino de vida en Cristo, “como sus discípulos misioneros, sencillos, humildes y dispuestos a seguir aprendiendo de Él, superando la tentación de la autocomplacencia y la autosuficiencia”.
También les pide inspirarse en el ejemplo de vida de los sacerdotes santos de esa Iglesia local y nacional, entre ellos la del padre Raymundo Jardón, quien por 21 años ejerció su ministerio como párroco de la Catedral de Monterrey.
Además les recuerda “la obligación de transmitir la doctrina que se nos ha encomendado, especialmente los mensajes del papa Francisco, que expresan su constante preocupación por alentar una Iglesia sinodal, pobre para los pobres”.
En este sentido, hace un llamado a erradicar todas las actitudes clericalistas y trabajar por una Iglesia de puertas abiertas y siempre en salida, “que se preocupa de cuidar la casa común y de vivir la fe en el encuentro con las demás personas”.
Pide no dejar solos a los sacerdotes
Al dirigirse a los laicos, Rogelio Cabrera los motiva a no dejar solos a sus párrocos ni en la actividad pastoral ni en el crecimiento humano y cristiano, “pues los clérigos –dice– solo nos entendemos a su servicio”.
El arzobispo pide a los fieles laicos a sumarse a las iniciativas pastorales para renovar la Iglesia en Monterrey; “y cuando vean que, a uno de sus sacerdotes o diáconos nos falta ánimo, busquen transmitírnoslo”.
“Corríjannos con caridad cuando sea necesario y dennos una palabra de aliento cuando estamos haciendo bien las cosas. Juntos creceremos todos en la santidad. No olviden bendecirnos como hijos de Dios que son, pues en ese don maravilloso de la filiación divina, reside la grandeza de todo cristiano”.
Finalmente, Rogelio Cabrera aprovechó para animar a los fieles a responder juntos a los retos que la pandemia del Covid-19 y sus efectos, aún no ponderados, “nos irá presentando, con el deseo también de animarlos a buscar la luz y la fortaleza en el Espíritu Santo”.