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Los obispos de Perú anuncian nuevo programa pastoral para afrontar la crisis por el coronavirus: ¡Resucita Perú ahora!





En continuidad con las múltiples acciones solidarias que viene desarrollando la Iglesia peruana, al concluir su 116º Asamblea Plenaria, el 20 de agosto, los obispos han anunciado el inicio del programa pastoral ‘¡Resucita Perú, ahora!’, con el propósito de “promover y fortalecer la acción solidaria, convocando a una amplia red de la Iglesia, la academia y la sociedad civil en interlocución con las autoridades del Estado, para superar la pandemia”.



Así lo han expresado los pastores peruanos a través de una Carta al Pueblo de Dios en la que expresan su aflicción frente al “virus mortal”, al que consideran un “enemigo invisible (…), cuyas consecuencias están causando un nivel de sufrimiento quizás nunca antes visto en el país y en el mundo entero”.

En torno al sufrimiento, la conversión y la esperanza, la Conferencia Episcopal de Perú aborda las grandes necesidades del país a través de la misiva.

La Iglesia ante el sufrimiento

Y es que “el dolor, la angustia y la desesperación reflejados en tantos rostros durante este tiempo, no son ajenos al corazón de la Iglesia“, como se lee en el escrito, refiriéndose particularmente a quienes se encuentran enfermos o han perdido a alguno de sus seres queridos por causa de la pandemia, sin poder “llorarlos adecuadamente, como es la costumbre cristiana”.

Con todo, “desde las limitaciones impuestas, hemos tratado en todo momento de estar cerca de ustedes, brindando la ayuda posible, tanto espiritual como material“, manifiestan los prelados, recordando que a pesar de la suspensión de las celebraciones públicas de los sacramentos ” desde la oración diaria de tantos sacerdotes, religiosas y laicos, desde las súplicas dirigidas al cielo desde la madrugada en los conventos, desde las misas transmitidas por los medios de comunicación y las redes sociales, los acompañamos cada día”.

Llamado a la conversión

Por otra parte, los obispos destacan que “el momento presente es propicio también para recapacitar sobre nuestra relación con el Señor”, con un llamado a la conversión ante tantos casos de corrupción.

Expresamente su denuncia se dirige a quienes ejercen la autoridad y dirigen los destino del país, puesto que “hay quienes anteponen al bien común del pueblo que se les ha confiado, el beneficio personal, haciendo de la crisis la ocasión propicia para delinquir y oprimir al pueblo de Dios y olvidan que esta vida es pasajera y que, al final, seremos juzgados por nuestras obras”.

“A ellos les exhortamos, les exigimos, que tienen que cambiar, que deben convertirse para trabajar por los peruanos más pobres y sufrientes“, claman los obispos, animándolos a retomar la esencia de su misión: “el bien común es la piedra angular de una política con ética, una política de servicio. El verdadero poder es el servicio”.

No dejarse robar la esperanza

Finalmente, al recordar la visita del papa Francisco al país, en 2017, alientan a retomar el reto que el obispo de Roma les dejó: “los peruanos no tienen derecho a dejarse robar la esperanza”.

La Iglesia da fe de que es posible sumar fuerzas para contrarrestar el dolor y avanzar por sendas de solidaridad. “En medio de este contexto de sufrimiento han surgido héroes de carne y hueso, hombres y mujeres de nuestra tierra y de nuestra sangre, corazones con los colores de nuestra bandera, que han respondido con decisión, decencia, coraje, amor y generosidad, y no pocos han sacrificado sus vidas para salvar la de otros”.

Acciones solidarias

La generosidad de muchos anima a acentuar las acciones de caridad que “identifica a los verdaderos discípulos de Jesús”, por medio de donaciones de alimentos, comedores populares, donaciones para plantas de oxígeno, servicios médicos, entre otros.

Tenemos confianza que por el mensaje de amor que brota del Crucificado vamos a salir de esta situación, porque nuestra esperanza tiene una roca sólida: Cristo”, sostienen los prelados, evocando un estribillo de un canto popular al Señor de los Milagros: “Con paso firme de buen cristiano, hagamos grande nuestro Perú, y unidos todos como una fuerza te suplicamos nos des tu luz”.

Encomendándose a santa Rosa de Lima y a san Martín de Porres, los santos peruanos, el episcopado pide su intercesión “para que pronto volvamos a respirar salud, paz y serenidad en nuestros hogares y en nuestro país”.

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